martes, 6 de mayo de 2014

Confesiones 3

Mi corazón palpita a mil por hora, mientras Moira espera impaciente mi respuesta… Pablo me mira intrigado desde mi cama, está desnudo, eso hace que no me pueda concentrar en la conversación ,está tan sexy, verlo así hace que mi sexo se humedezca al pesar de la situación tan incómoda, ¿Cómo puede ser que los hermanos me calienten de esta manera? Me encantaría tenerlos a los dos juntos, besarlos, sentirlos en mi interior pero eso es algo imposible, si Moira se entera que me acosté con la única persona que me prohibió se va a poner como loca, ¡Ay amiga, que difícil me pones todo!
-          ¿Me vas a responder o no?- Me gritó Moira
-          Es que no sé de qué me hablas- Dije sin pensar-
-          Pablo… ¿Esta ahí?- Traté de sonar convincente
-          ¿Qué va a estar haciendo tu hermano acá? Estoy sola gor, estaba duchándome cuando sonó el teléfono, ¿Qué pasó? ¿Se pelearon?
-          No, yo fui a ducharme y cuando salí ya no estaba. ¿Podes venir? Quiero que pases la noche acá, conmigo- Me dijo
-          No sé si va a ser buena idea, me siento incomoda en el medio de los dos, vos estas a la defensiva todo el tiempo y no quiero estar en el medio de ustedes.
-          Si, tenes razón, no sé qué me pasa, Pablo me pone nerviosa, me recuerda a todo lo que intente olvidar, además sé que le gustas y… -Hizo un silencio- Nada, no me hagas caso. Vení, por  favor- Me dijo suplicante.
-          Ok, dame un ratito que acomodo algunas cosas acá y voy.
-          Gracias- Dijo y corto la comunicación, yo me quede con el teléfono en la mano, mirando a Pablo, sin saber que decir, mi cabeza iba a mil por horas y sentía mi cuerpo desvanecer ¿Qué hice? ¿Cómo pude incumplir la única cosa que me pidió?
-          Tenes que irte- Le dije a Pablo, él me miro sin dar crédito a lo que decía- Tu hermana sospecha algo y me pone incomoda esta situación, yo la quiero y si se entera que nos acostamos me va a odiar y no quiero eso- Le decía mientras las lágrimas comenzaban a caer por mis mejillas, Pablo se levantó de la cama y comenzó a dirigirse a mí, acaricio mi rostro, beso mi cabello, sus brazos rodearon mi cintura y me atrajo hacia él, me abrazo con una delicadeza infinita, me acuno entre sus brazos y me susurro al oído
-          Me gustas… Mucho más de lo que me hubiese gustado, tenes una pasión infinita, son sensual de manera natural, sé lo que tenes con mi hermana, yo también me siento mal con esto, pero no lo puedo evitar, me generas bastante, desde cogerte todo el tiempo a cuidarte eternamente, yo sé que no te puedo ofrecer lo mismo que ella, de  hecho no puedo ofrecerte nada, porque no tengo nada, pero sé que me gustas- Me aleje un poco de él, mire sus ojos, parecía sincero, sus ojos tenían algo de Moira, ambos tenían una mirada juguetona y muy sensual, no sé porque, pero lo bese con calma, saboreé sus labios, sus dedos comenzaron a recorrer mi espalda, por un instante deje de respirar, sabía que iba a perder el control otra vez pero no podía, Moira me estaba esperando y era mejor no llegar tarde
-          Tu hermana me está esperando.
-          ¿No te podes quedar un ratito más?
-          No, pero vos podes quedarte acá, es mejor que hoy no vuelvas, no sé, invéntate algo, que fuiste a ver a alguien, no sé, pero por nada del mundo le digas que estuviste acá, ¿ok?- Pablo, volvió a besarme en un intento de que me quede, yo lo empuje con suavidad hacia atrás para poder liberarme de sus brazos, él sonrió y se dejó caer sobre la cama suspirando teatralmente yo reí con ganas y volví corriendo a la ducha, necesitaba sacarme el olor de Pablo de mi cuerpo antes de ir a ver a su hermana.

Cada vez que el taxi se iba acercando mi corazón latía con más fuerza, tenía que intentar que no se me notase demasiado o Moira podría sospechar, Pablo se quedaría en mi casa al menos hasta mañana.
De pie en la puerta de mi segunda casa, con las llaves en las manos siento un delicioso aroma que sale desde nuestro loft lo cual me resulta raro porque Moira no cocina, abro rápido la puerta y la veo con su cabello rojo atado con una cola alta peleándose con el corcho que no quiere salir de la botella de vino blanco, al oírme entrar Moira me mira divertida y me dice:
-          No quiere salir- Y se ríe como una niña dulce e inocente yo me acerco hacia ella, la abrazo por detrás y beso sus hombros desnudos, no sé si es la culpa que siento o qué, pero en ese momento la quiero más que nunca, ella me mira extrañada pero no me dice nada, me besa apresuradamente, me da la botella para que intente abrirla mientras ella saca del horno un pollo al champagne- No sé cómo me habrá salido, busque la receta por internet- Me dijo .
-          Jamás de los jamases te hubiera imaginado cocinando- Le dije riéndome.
-          Es que hoy es una noche especial- Respondió- Hoy voy a bailar para vos
-          ¿Qué vas a qué?- Le pregunte bastante intrigada
-          Sorpresa, pone la mesa, que esto ya está- Mientras hacia lo que me había pedido, sonó mi teléfono, lo saque del bolso, era un mensaje de Pablo “Tu cama no es lo mismo si no estás”
-          ¿Pasó algo?- Me pregunto Moira- Te pusiste pálida de repente
-          No, no, tranquila, no pasa nada, es uno de esos mensajes basura, no te preocupes- Le dije mientras lo borraba, quería matar a Pablo, ¿cómo se le ocurría enviarme un mensaje así y si lo leía ella? Decidí apagar el teléfono y centrarme en la mujer que tenía frente de mí.
La cena estuvo muy bien, solo se pasó un poquito con la sal y eso hizo que ambas bebiésemos bastante, hacía mucho que no teníamos una cena así, solas, tranquilas, parecíamos una pareja de años, de esas que se sienten cómodas estando juntas.
Mi demonio pelirrojo se levantó de la mesa y camino hacia mí, con ojos ávidos y llenos de deseos, alejo mi silla de la mesa y se sentó sobre mí, con un movimiento rápido de manos se quitó la musculosa verde que tenía y sus pechos libres buscaron mi boca, los lamí y mordí sus pezones, ella gimió y se alejó, puso un dedo en mis labios para que no dijera nada, se levantó me agarro de la mano y me llevo a la cama, luego fue a buscar mi copa de vino y me la trajo llena.
-          Quiero que hoy disfrutes de mi cuerpo- Me dijo mientras la música empezaba a inundar el ambiente, no sé que era, no me resultaba conocida, solo sé que era muy muy erótica. Moira fue apagando las luces,  menos una pequeña lámpara a la cual le puso un pañuelo rojo encima para que su luz fuese tenue, sin decir nada su cuerpo fue moviéndose al compás de  la música, sus manos comenzaron a acariciar su cuerpo muy lentamente, mientras sus ojos estaban clavados en los míos, se movía sensualmente con una agilidad que no había visto antes, con cada movimiento se iba desnudando, yo estaba sin aliento no podía dejar de mirar a mi demonio dulce y caliente, mi cuerpo estaba comenzando a excitarse, con cada movimiento de ella mi sexo palpitaba de deseos, la deseaba, la necesitaba con mi boca, en mi manos.
Cuando termino esa canción y comenzó la siguiente vino hacia mí, bebió de mi copa y se sentó encima mío nuevamente, mi lengua busco sus pezones desnudos nuevamente, mientras mis manos acariciaban su espalda, ella echo la cabeza para atrás dejándome sus pechos a merced de mis caprichos, los chupe por un tiempo infinito, saboreé de ellos como nunca lo había hecho antes, luego subí hacia sus labios, haciendo un camino desde su cuello, su boca me recibió abierta y su lengua comenzó a masajear la mía, Moira me desabrocho el corpiño y me lo quito junto con la remera, nuestros torsos estaban desnudos y muy pegados, sus brazos me abrazaban mientras su pelvis hacia una vaivén sobre mí,  como pude la deposite en la cama, observe su carnosa desnudez, respiré cada rincón de su piel, me detuve en su sexo, estaba húmedo, olía a mujer apasionada a desenfreno, mi lengua recorrió sus labios hasta llegar a su clítoris una vez ahí, sople con suavidad hasta que todo su cuerpo se estremeció, luego volví a lamerlo y a presionarlo entre mi lengua y el paladar, Moira gimió nuevamente, entonces mis manos subieron a sus pechos y comencé a pellizcar sus pechos, Moira gemía cada vez más fuerte, no me detuve seguía devorando su sexo, jugando con su clítoris, Moira se movía al compás de mi lengua y eso me hacía enloquecer aún más, mi sexo estaba preso entre mi pantalón y la tanga mientras mis pechos libres rozaban sus piernas, necesitaba sentirla, una de mis manos se quedó en sus pechos y la otra bajo hasta su sexo, mis dedos entraron en ese volcán espumante y luego salieron empapados de ella, volvieron a entrar haciendo un movimiento circular dentro de ella, mientras mi lengua ávida seguía lamiéndola, empecé a sentir como su cuerpo sufría espasmos de placer yo no me detuve quería sentir sus jugos en mi boca, quería absorber hasta la última gota de su satisfacción, cuando termino se puso de espalda  con los ojos cerrados, respirando plenamente, me dedique a observarla, ver su cuerpo blanco haciendo contraste con su cabello rojo cayendo hacia un costado, sus labios dibujaban una sonrisa y en ese momento me sentí plena
-          No me olvido de vos- Me dijo abriendo los ojos y mirándome- Solo necesitaba disfrutar este momento.
-          Shhh, no digas nada, estoy disfrutando viéndote así.
-          Me volví loca cuando creí que Pablo estaba con vos- Mi corazón se aceleró, me puse en alerta .
-          No sé porque se te ocurrió que podía estar conmigo, no tiene sentido ¿Para qué vendría a mi casa?
-          No lo sé, la verdad es que no lo pensé, me salió llamarte- Me dijo cerrando los ojos nuevamente- Me relaje, ese tema ya había quedado zanjado, me recosté a su lado mientras mis dedos acariciaban su espalda, no sé cuánto tiempo estuvimos así, sin hablar, disfrutando de ese silencio casi necesario. En algún momento me levanté de la cama me quite el pantalón y fui a servirme más vino que por suerte aún estaba fresco, bebí un sorbo largo y respiré profundo, había tenido un día de mucho sexo, primero Moira, luego Pablo y ahora estoy acá extremadamente excitada con esta mujer de cabello rojo que duerme plácidamente en la cama.
Me siento en la silla con los pies apoyados en el borde mientras pienso en los parciales que se acercan y para los que no estudie nada, pienso en Pablo, en Moira, en José, al que extraño muchísimo, pero mis pensamientos se quedan estancados cuando siento unos labios lamiendo mi cuello, instintivamente un pequeño orgasmo salió de mis labios, me gire y ahí estaba ella, tan hermosa como siempre, se acercó a mí, me puso de pie y me beso, su lengua recorría mis labios, sus manos me sujetaban la cara mientras ella iba de mi boca a mis pechos, con un gesto me pidió que me sentase en la mesa, una vez que lo hice abrió mis piernas y se puso entre ellas, volvió a besarme envolviéndome con todo su cuerpo, yo también la abrazaba necesitaba sentir su cuerpo pegado al mío, Moira se arrodilló ante mí y con su lengua rozó todo mi sexo, yo suspiré disfrutando de su tacto, la luz apenas nos iluminaba y eso hacia todo mucho más caliente, solo podía sentir su lengua dándome el más absoluto placer que alguien se pudiera imaginar, a su boca le siguieron sus dedos que entraron en mi invadiéndome entera, sabía que no iba a aguantar tanto, Moira lograba calentarme como nadie jamás lo había hecho, sabia como y donde tocarme para hacerme llegar a un orgasmo extremo. Mi respiración se iba acelerando cada vez más y un fuego abrazador subía desde mi sexo, la lengua  Moira seguía implacable cuando se dio cuenta que mi orgasmo llegaba solo para ella.




martes, 15 de abril de 2014

Confesiones 2

Moira llego a mi vida cuando más la necesitaba, aunque yo eso no lo sabía. Hoy siento que estamos muy unidas, ella se abrió conmigo como no lo había hecho con nadie y siento que debo protegerla del mundo, porque aunque sea una mujer arrebatadora y muy sexual, ella es frágil, supongo que ser así, es una especie de coraza, para ella todo es sexo, porque el amor es igual a dolor y ella ya no quiere sufrir, Sergio le hizo mucho daño cuando la abandono y ella para protegerse se convirtió en lo que es ahora. Moira, mi bella Moira.
Moira estaba en mi cama, abrazada a mí, desnuda con su cabello rojo sobre la almohada, le hice el amor por primera vez en mi cama, la bese con pasión infinita, acaricié su cuerpo herido y absorbí su dolor para que ella pueda dormir.
Me levanté con cuidado, tratando de no despertarla, eran las 2 de la tarde así que iba hacer algo de comer, el teléfono de Moira sonó y corrí a atenderlo ates de que se despierte, ella se movió, pero siguió descansando
-          ¿Hola?
-          Hermanita ¿Dónde estás? Me desperté y ya no estabas- ¡Mierda! Pensé, esa voz, me estremeció por completo, recordé el sueño que tuve con él y mi respiración se acelero
-          No, Soy
-          Ah perdón- dijo sin dejarme terminar la frase- ¿Moira esta con vos?
-          Sí, está acá
-          ¿Te molesta si voy? Tengo hambre y acá no hay nada
-          Lo sé, acá tampoco hay nada, pero justo iba a bajar a comprar algo para cocinar, ven, te paso la dirección por mensaje ¿ok?
-          Ok, gracias. Nos vemos ahora- Cuando colgué el teléfono,  y mientras le enviaba mi dirección me puse a sonreír como una tonta, quité de mi mente las cosas que se me estaban ocurriendo, me vestí de prisa y baje al supermercado, iba hacer algo simple para comer, unas milanesas con puré. Una vez que compre todo, incluyendo el vino de mi amiga me fui a casa, en la puerta me encontré con Pablo, sentado en el portal, con cara de dormido, al verme sonrió y se le hicieron unos hoyuelos al costado de los labios que me dejo sin aire
-          No me diste el número del piso- Me dijo acercándose a mí y estrechándome entre sus brazos
-          Pe… perdón- Le dije mientras respiraba su perfume
-          No pasa nada, como me dijiste que ibas a comprar me imagine que tenías que volver a casa- y se rio fuerte
-          ¿Subimos?- le dije retomando mi compostura- Tenemos que entrar despacio que tu hermana está durmiendo.
Una vez adentro de casa, Pablo me ayudo a preparar la comida, mientras sus manos estaban con el pan rallado José se me cruzo por la mente, recordé esos momentos en que él cocinaba para nosotras y luego nos hacia el amor… ¿Qué será de la vida de José? Pablo me saco de mis pensamientos dándome un codazo
-          ¿En qué te quedaste pensando?- Me pregunto muy serio
-          En nada, no te preocupes. ¿Te puedo preguntar algo?- Le dije
-          Claro.
-          Moira me conto porque se fue de la casa y que desde ese día no se volvieron a ver, ¿Cómo es que decidiste venir a verla? ¿Cómo sabias donde estaba? ¿Seguían en contacto?
-          ¿Qué respondo primero?- dijo divertido. Cuando Moira salió por la puerta mi mamá elimino todo rastro de ella, fotos, recuerdos, fue como si Moira nunca hubiese existido, su nombre dejo de pronunciarse, pero yo ya no era un nene, tenía 12 o 13 años para ese entonces y adoraba a mi hermana,  la busque entre sus amistades, entre la familia pero nadie me decía nada, hasta que mi abuela vino de visitas con la promesa de que no me iba a dar datos de mi hermana, pero mi abuela es la mujer más bondadosa que existe en el mundo mundial y me conto que Moira estaba viviendo con ella pero que no quería verme, estaba muy dolida y no quería hacer enojar más a mamá, así que con el tiempo me resigne a no verla, pero si sabía en lo que andaba por que mi abuela me contaba… Cuando mi abuela murió me enteré muchos meses después, nadie me había dicho nada, hace un tiempo atrás decidí venir, sabía que seguía viviendo en la casa de mi abuela- Al ver mi cara de incredulidad continuo- Sí, esa era la casa de mi abuela, pensé que lo sabias- me dijo- Bueno, no importa, el hecho es que ya soy grande ¿Sabes? mi madre ya no manda en mí y quería recuperar a mi hermana, mi abuela sabia en todo lo que andaba Moira, sabia de vos, la primer vez que te vio, Moira vino a contarle a la abuela, le dijo que vos tenías algo especial y que ella te quería cerca- Eso me cuadraba, cuando yo conocí a Moira su abuela ya no vivía, ¿cómo pudo hablarle de mí? Pablo pareció leer mi mente, su hermana hace lo mismo son muy parecidos- Moira te había visto la universidad muchas veces solo que nunca te había hablado, bueno, yo que sé, te cuento las cosas como me las contaron a mí.
Moira carraspeo con mala cara y yo me sentí como si la hubiese traicionado
-          ¿Qué haces acá? – le pregunto a Pablo, él sonrió y fue a abrazarla
-          Tenía hambre y en tu casa no había nada, te llame, me atendió ella y acá estoy- Moira me miro pero no dijo nada, solo se acercó a mí y me beso acariciándome con su lengua, esta vez fue él el que carraspeo claramente incómodo y yo ya no sabía cómo actuar delante de ellos.  
Cuando la comida estuvo lista, los tres nos sentamos en silencio, era raro que estemos comiendo en mi casa, desde que estoy con Moira mi casa paso a ser el lugar a donde venir cuando mi cabeza ya no da más y necesita regenerarse, pensar y analizar, pero hoy estábamos los tres comiendo y bebiendo vino como si todo fuera normal, como si siempre hubiese sido de esta forma. Pablo rompió el silencio que reinaba en el living
-          Te extrañaba hermanita- dijo dándole un codazo
-          Yo también a vos- le dijo sinceramente
-          ¿Por qué nunca quisiste verme?
-          Era complicado Pablo, eras muy chiquito y no quería que mamá se enojara ni con vos ni con la abuela, mi vida era un caos, cuando Sergio se fue me sentí muy sola comencé a buscar la forma de castigarme, había días en los que la abuela tenía que sacarme de la cama, bañarme, vestirme y obligarme a salir, fue una época dura que no quiero recordar ahora- Moira se quedó mirando a su hermano un momento y luego a mí- Es mejor que la próxima vez me esperes en casa y que comamos todos allá, no fue buena idea que vengas… No me gusta- Dijo muy seriamente.
Mientras ellos comían y hablaban yo los observaba, la verdad es que el hambre se me había ido ahora tenía una sensación rara esta como nerviosa, Moira me miraba de reojo y yo trataba con todas mis fuerzas que no se note lo que me generaba cuando su hermano me miraba o rosaba mi pierna por debajo de la mesa, hubo un momento en que nuestras manos se cruzaron al agarrar el vino y sin querer la respiración se me corto y largue un suspiro muy parecido a un orgasmo, Moira me miro con mala cara y yo me avergoncé Pablo sonrió y eso no me ayudo a volver a la normalidad.
-          No me gusta- Susurro Moira como para sí misma.
Cuando terminamos de comer Pablo levanto la mesa y mi amiga y yo nos quedamos sentadas hablando de que lo mejor era que yo me quede en mi casa el tiempo que Pablo este de visitas, Moira no estaba muy contenta con eso, pero lo cierto era que yo no podía soportar estar en la misma habitación que él, es muy difícil explicar lo que me pasaba, pero sentía un deseo desenfrenado, necesitaba locamente sentirlo dentro mío, quizás solo sea porque ella me lo prohibió, no lo sabía a ciencia cierta pero era una agonía y más teniéndolos ahí… conmigo.
Se fueron como a las 22 hs con la promesa de que vaya mañana y comamos todos allá, para mi es mejor estoy más acostumbrada a estar allá que en mi propia casa. Una vez sola decidí darme un baño, llene la bañera con agua caliente y algunas sales que me quedaban por ahí y  me puse a pensar en cómo había cambiado mi vida otra vez, Moira y yo ya éramos una pareja, una rara y no por ser mujeres sino por nuestra vida sexual, ahora la veo más humana y no tanto como mi demonio pelirrojo no sé cuánto tiempo estuve ahí, pero cuando salí el agua ya estaba fría, me estaba secando cuando sonó el timbre de mi departamento de forma insistente, me envolví con la toalla y fui a abrir. Pablo estaba de pie con una mirada rara en sus ojos no me dio tiempo a hablar porque apenas abrí la puerta se abalanzo sobre mí me levanto en el aire, la toalla se me callo y quede completamente desnuda y mojada, mis piernas se sujetaron a su cintura mientras mi boca y mi lengua le daban la bienvenida, mi cordura se fue a otro continente y solo quedaba el deseo desenfrenado hacia ese hombre completamente prohibido, su sexo iba creciendo podría sentirlo, Pablo me bajo y me dio vuelta mirando a la pared, lamio mis vertebras hasta llegar a mi cuello, repitió la acción dos veces más, mi cuerpo temblaba cuando sus manos comenzaron a tocar mi sexo ya por demás húmedo, Pablo volvió a girarme, pero esta vez hacia él, observo mi cuerpo, luego mis ojos, se acercó despacio y con sus dos manos me quito el cabello de mi cara y me beso como lo hacía su hermana, me levanto del sueño, llevándome en sus brazos hacia mi cama, una vez allí me deposito con suma delicadeza, abrió mis piernas y su lengua recorrió mi sexo haciendo estremecer, yo me retorcía de placer en la cama mientras su lengua hurgaba dentro de mi piel, luego se levantó y me entro dentro de mí, despacio muy despacio
-          Te deseo- me decía susurrando. Se movía muy despacio podía sentirlo con todo mi cuerpo, con el alma, era una sensación indescriptible pero maravillosa, nuestros labios se encontraban una y mil veces, sus manos acariciaban mis piernas haciendo un recorrido por mis muslos, ágilmente me subió sobre él, yo me hinque sobre su grueso sexo  y comencé a moverme con movimientos rítmicos, sujete sus manos por arriba de su cabeza, mis pechos quedaron a la altura de su boca y él aprovecho eso, Pablo chupaba mis pezones y mi sexo palpitaba impregnándolo de mí, sabía que lo que estábamos haciendo estaba mal, pero no podía evitarlo, lo deseaba. Mi orgasmo estaba llegando lo sentía subir por mi abdomen a máxima velocidad, él lo noto
-          Dámelo- me dijo y yo me deje ir, dándole todo lo que era por y para él, pero no fue suficiente, necesitaba más, Pablo se sentó mientras yo seguía sobre él, sus manos comenzaron a acariciar mi espalda, era como si estuviera recogiendo las gotitas que caían de mi cabello mojado, su boca besaba mi cuello, mis pezones duros y erectos, yo lo dejaba disfrutarme, dejaba que me olfatee que me sienta como nunca sintió a nadie. Pablo comenzó a moverse nuevamente pero esta vez con más fuerza, sus brazos me presionaban sobre él, ambos nos movíamos con necesidad de más, lo besé, absorbiendo sus labios, jugando con su lengua, lo besé como si fuera la cosa más importante del mundo entero, Pablo acabo junto conmigo mientras respiraba mi cabello, luego ambos nos tumbamos en la cama abrazados sin decir ninguna palabra simplemente disfrutando de ese momento único.
El sonido de mi teléfono me trajo nuevamente a la realidad, él no dijo nada solo me miro y pude ver que é pensaba lo mismo, me levante a buscar el celular y nuestras sospechas se confirmaron, atendí con voz temblorosa
-          Por favor, decime que no está ahí con vos- Me dijo casi suplicante. Me quede temblando con el teléfono en la mano mientras lo miraba a él sin saber que responder.


CONTINUARA. 

martes, 1 de abril de 2014

Confesiones.

Moira entro a casa con ojos cansados pero perfecta como siempre, yo estaba despeinada, con un fuerte dolor de cabeza y muchísimo sueño, así que mientras ella se acomodaba en el diván que tengo junto  a la ventana, la luz del sol le daba en el rostro y ella cerro los ojos como purificándose con los primeros rayos. Me quede observándola un instante y la ame en silencio, luego me dirigí hacia la cocina y me dispuse a preparar café…
-          Tendrás un montón de preguntas- Me dijo sin siquiera moverse de su sitio
-          Muchas- le respondí en medio de un bostezo, ella no dijo nada, simplemente giro su cabeza para mirarme a los ojos, los tenia lleno de lágrimas. Me acerque en ella y la abrace con fuerza, conteniéndola entre mis brazos, nunca la había visto así, de hecho nunca me imaginé que ella podía llorar, lo sé, es tonto que haya pensado eso, pero siempre la vi como una mujer fuerte, abrasadora pero ahora verla así, tan vulnerable me hizo dar cuenta que ella también es humana y que sufre.
-          Voy a buscar el café- Le dije mientras besaba su cabello rojo fuego.
El café negro y fuerte me despertó rápidamente y en silencio me pregunte su realmente quería saber los secretos de Moira ¿estaba preparada para eso? ¿Qué pudo haber hecho tan malo como para que su propia madre haya dejado de hablarle? ¿Qué pasaba si era algo tan atroz? ¿Podría, luego, seguir con ella? Mi cabeza iba a explotar, podía notar las pulsaciones de mi corazón retumbando en mi mente hasta que ella con la misma postura de antes, me dijo
-          Cuando tenía 17 años me enamore por primera vez en mi vida- Esa confesión me dejo… No sabría explicar como, no me imaginaba a una niña de 14 años con cabello rojo y perfecta enamorada, no me imaginaba que Moira podía enamorarse alguna vez y para ser sincera no me esperaba una confesión tan simple- lo quise con todo el cuerpo- continuo- era verlo y me temblaba el alma ¿Sabes? Pero el problema estaba en quien era él, Sergio era mi tío, el hermano de mi mamá. Te juro que para mí él era perfecto, recuerdo sus ojos marrones claro, sus pestañas largas, supongo que viéndolo a esta distancia puedo decir que era un tipo normal, pero en ese momento él lo era todo para mí, Sergio tenía 28 años, había una gran diferencia. Un día él vino de vacaciones a mi casa por unos días, Pablo tenía 12 años y le encantaba jugar con el tío, entonces íbamos siempre al parque los  mientras mi mamá trabajaba, una tarde mi mamá nos dejó solos y se fue con Pablo a hacer unas compras, esa era mi oportunidad, una había estado con un hombre, no sabía qué hacer ni como acercarme, pero algo en mi me decía que tenía que hacerlo, Sergio se estaba duchando, me acuerdo como si fuera hoy mismo- Me dijo con una leve sonrisa, aún seguía recostada, pero el sol ya no le daba en su rostro- Entre muy muy despacito, me quite los zapatos y el vestido que llevaba, me solté el cabello y golpee la puerta de vidrio de la ducha, él abrió extrañado pero sus ojos cambiaron cuando me vieron desnuda, con mi bombacha con huellitas de gato, ahora que lo pienso me siento ridícula- y se rio con ganas- Sergio me miro y sin decirme nada me metió a la ducha con él, me miro un tiempo muy largo, luego con sus manos acaricio mi cabello, luego mi nuca, se agacho un poco para mirarme a los ojos y me beso, no puedo explicarte lo que ese beso fue para mí- Me dijo mirándome directamente a los ojos-  hasta puedo sentirlo- Siguió- fue tan dulce y tierno, sus labios eran suaves y sedosos, acaricio y beso cada parte de mi cuerpo, yo estaba hipnotizada miraba su sexo duro y grueso y sentía un poco de miedo, pero lo deseaba con todas mis fuerzas, Sergio me miro nuevamente y me pregunto si era virgen cuando le dije que sí, me levanto con cuidado y salimos de la ducha, agarro un tallón y me cubrió con él, luego me llevo hacia mi cama, seco mi cuerpo con una devoción infinita, no dejaba de mirarme, te juro que su mirada sobre mi cuerpo desnudo me provocaba un montón de sensaciones maravillosas, Sergio acaricio cada centímetro de mi piel, sus manos grandes recorrían mi cuerpo, luego me olfateo entera y su respiración me hacía erizar la piel, era mágico, no puedo explicarlo- Yo la entendía, eso era lo que ella me provocaba- Yo estaba entregada a él, aunque estaba aterrada, no sabía nada del sexo, solo que lo deseaba, lo necesitaba dentro mío con mucha urgencia, pero él se tomó su tiempo, en un momento, apoyo su cuerpo en mí y pude sentir su pene muy erecto presionado sobre mi abdomen, con sus dos manos me agarro de la cara y me beso muy despacito, luego siguió por mi cuello hasta llegar a mis pechos ahí se detuvo y lamio mis pezones, su lengua era delicada como la seda y mis pechos no tardaron en endurecerse, mi sexo estaba húmedo y él lo sabía entonces bajo besando mi panza hasta mi volcán espumoso y caliente una vez ahí, lamio mi sexo con decisión y ese acto me hizo gemir muy fuerte, todo mi cuerpo comenzó a contorsionarse, no sabía que me pasaba solo sabía que era una sensación maravillosa y aterradora a la vez, me sentía desvanecer y morir mil veces- Sonrió al recordar- ¿Que tonta no? Acabe en dos segundos y ni siquiera me di cuenta. Sergio levanto la cabeza y me sonrió y yo me avergoncé un poco, subió hacia mis labios y me beso con dulzura, sentí mi sabor en sus labios, luego abrió mis piernas y me fue penetrando con suavidad, no me dolió tanto como yo pensaba, era un dolor placentero, no sé cómo explicarte, con cada movimiento de él mi cuerpo temblaba bajo su cuerpo, me besaba y acariciaba entera y yo disfrutaba de cada segundo. Sergio acabo dentro mío mientras respiraba el aroma de mi cabello, me sostuvo pegada a él, acariciando mis muslos, luego me beso y me dijo “Sos hermosa sobrina”, yo me sentía volar, me sentía plena y feliz ¿Sabes? Cuando llego mi madre tenía miedo de mirarla y que descubra lo que había pasado, en cambio Sergio se movía y actuaba con mucha naturalidad, cada tanto nuestras miradas se encontraban y me ponía a temblar como una tonta.
 4 meses duraron esos encuentros, me pasaba a buscar por el colegio y nos íbamos a un hotelito feo… Lo ame tanto, que tonta. Un día mi madre me fue a buscar al colegio sin avisarme y nos vio juntos, no se acercó, no dijo nada, solo nos observó y siguió en silencio, nosotros fuimos al mismo hotel de siempre, al entra comenzamos a besarnos desesperadamente, como siempre, con necesidad del otro hasta que sonó mi teléfono, era un mensaje de mi mamá donde me decía que nos esperaba en casa a los dos, mi cuerpo entero comenzó a temblar y las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos sin contenerme, Sergio agarro mi teléfono y leyó el mensaje, no dijo nada, solo me abrazo y me dijo que todo iba a salir bien, que no me preocupara, pero que era mejor que vayamos a mi casa. Una vez allí, mi madre estaba furiosa, jamás la había visto así, al verme se abalanzo sobre mí y me golpeo con fuerza, Sergio la saco de encima mío y ella le dio un cachetazo y empezó a gritarle cosas incomprensibles, él trabaja de calmarla y yo lloraba si poder parar, mi madre me envió a mi cuarto y una vez ahí vi mi habitación desparramada, todas las cosas tiradas, mi ropa no estaba, había fotos rotas y cosas arruinadas, baje corriendo y le pregunte donde estaban mis cosas, ella volvió a abalanzarse sobre mí y mientras me pagaba me dijo que a partir de ese día para ella Sergio y yo estábamos muertos y que me vaya de esa casa, Sergio se acercó a mí, me agarro de la mano y me saco de la casa, antes de irme quise acercarme a Pablo, pero mi madre no me dejo, desde ese día que no lo veía, yo me fui a vivir con mi abuela paterna, Sergio decidió que era mejor  no seguir, que yo era menor de edad y que si mi madre hacia la denuncia él podía ir a la cárcel, yo le suplique que no me deje, que por favor no se vaya pero él se fue, hace poco me entere que está casado y tiene una hija, cosas de la vida ¿no?- Me dijo mirando nuevamente hacia la ventana.
Moira tenía los ojos llenos de lágrimas y por un momento vi a la niña que había sido abandonada por el hombre que amaba y por su madre, la vi vulnerable, necesitada de amor, entonces me acerque a ella y la bese mil veces sobre el cabello, su rostro perfecto, sus labios y la acune en mis brazos, quería protegerla, sacarle todo el dolor y amarla por ellos que no supieron ver su amor.

No quise seguir preguntándole, al menos no por ahora, el paso ya lo dio ahora necesita estar tranquila, ya seguirá contándome si es que así lo desea, no voy a presionarla. 

lunes, 17 de febrero de 2014

Secretos.




-          No abras- Grito Moira mientras salía corriendo del baño envuelta en su toalla de baño color blanco impoluto, Me frene de golpe y la miré sin entender a qué venia tanto lio por querer abrir la puerta cuando habían tocado el timbre

-          ¿Qué te pasa?- le pregunte sin entender
-          Es que no quiero ver a la persona que llamo­- y la note dubitativa

-          ¿Ahora además sos adivina? Le pregunte mientras la besaba dulcemente en esa boca perfecta
-          Ok, abrí, pero te advierto que no te va a gustar lo que te vas a encontrar- La verdad es que ese comentario me dio risa pero también inquietud, ¿a quién me encontraré al abrir la puerta? Camine lentamente hacia la puerta mientras el corazón me latía con fuerza, ¡Maldita la forma que tiene de intrigarme! respiré tres veces y abrí sin más, lo que vi de pie en la puerta no era para nada feo, al contrario, era un chico atractivo, con cabellos rojos y muchas pecas en el rostro, se lo veía joven y muy prolijo, tenía los ojos brillantes y vivaces y un toque de picardía cuando me miro directo a los ojos durante unos segundos en los cuales contuve el aliento, curiosamente lo mismo me pasaba cuando Moira me miraba de esa manera y no entendí porque me suceda eso con un completo extraño, hasta que miro sobre mi cabeza y dijo
-          Hermanita, ¿Qué maneras es esta de recibirme?- dijo señalado a Moira que estaba envuelva en la toalla, ¿Qué? ¿Hermanita? Mi cabeza se habían llenado de repente de preguntas, me gire de golpe y fulmine con la mirada a mi amiga, ella agacho la cabeza y dijo
-          ¿Para qué viniste?
-          Si no me atendes el teléfono yo me preocupo y vengo a ver si estás bien
-          Lo estoy- respondió cortante mi amiga- ¿Te pensas quedar mucho tiempo?- Dijo mirando la valija que tenía delante
-          No, unos días nada más- Dijo él mientras se giro para mirarme a mí que aún seguía de pie con la puerta y la boca abierta- Soy Pablo, el hermano de Moira- dijo dándome la mano- vos sos…
-          Sí, es ella- respondió Moira, así que él sabía de mí y yo nada de él, bueno, en realidad no sabía nada de la vida de mi amante, me sentía enojada y muy confusa- ¿Mamá sabe que estas acá?- Pregunto y sus ojos se alarmaron
-          No- dijo - Tu nombre no se pronuncia en casa, lo sabes- concluyo. Moira suspiro y dijo
-          Me voy a vestir- dijo
-          Yo voy abrir una botella de vino- le dije- necesito una copa ahora mismo.
-          No, primero ayúdame- dijo agarrándome de la mano y llevándome al vestidor- Pablo, anda acomodándote.
-          Moira, no entiendo nada, ¿por qué nunca me dijiste que tenías un hermano?
-          Nunca salió el tema.
-          ¿Cómo qué no? ¿me estas cargando?
-          Ahora no, por favor, ya te contaré todo, mientras tanto prométeme una cosa
-          ¿Qué queres?- le dije un poco irritada
-          Que no te vas a acostar con él- me quedé atónita, mirándola sin saber que decir- promételo- Me dijo cogiendo mi cara con sus manos y besándome
-          Ok, te lo prometo- le respondí un poco a regañadientes- pero vos me vas a tener que contar varias cosas- le dije y salí del vestidor para abrir el vino
-          Espero que no te moleste que haya venido de sorpresa, se nota que mi hermana no te hablo de mí, bah sus razones tendrá- Me dijo mientras se ponía de pie y venía detrás de mí- ¿Te ayudo en algo?- pregunto demasiado cerca de mí, ¡mierda! Pensé, su perfume me llego como una ráfaga fresca y mi piel se erizo por completo, me iba a costar mucho cumplir la promesa recién echa
-          No, gracias. ¿Te sirvo una copa?- le pregunte apartándome todo lo que pude de él
-          Sí, gracias. Mi hermana me hablo mucho de vos, te quiere, aunque no lo vaya a reconocer nunca, ella es así, se hace la misteriosa pero no hay mujer más transparente que ella- uuff si supiera lo difícil que es para mí poder leerla, de transparente nada. Serví las copas y le di una mientras Moira se terminaba de vestir me dedique a observar a ese hombre tan jovial que tenia delante de mí, parecía unos años menor que su hermana, sus labios no eran finos pero tampoco gruesos, tenia boca de mujer y ojos intrigantes, cuando sonreía se le hacían dos hoyuelos en sus mejillas que le daban un aire de adolecente inexperto y eso me dejaba sin aliento, Mi amiga corto mis pensamientos mientras se reunía con nosotros se había puesto un vestido de mangas 3-4 gris y un poco suelto, no llevaba corpiño, notaba sus pezones un poco erguidos, su cabello mojado y cayendo sobre su espalda, caminaba nerviosa se podía notar que se sentía incomoda con la presencia de Pablo en nuestra casa.
Un silencio incomodo reino en la cocina, los tres bebíamos nuestras copas sin atrever a mirarnos, Moira estaba a mi lado, Pablo enfrente mío, mi corazón latía a mil por horas y por un momento creí que Pablo podía oírlo por que comenzó a reírse
-          ¡Por dios!- exclamo exageradamente- Soy tu hermano no un desconocido, ¿tanto te molesta mi presencia?- Moira levanto la mirada y lo miro, tenía lágrimas en sus ojos
-           No pensé que algún día te iba a volver a ver- le dijo mientras iba hacia donde estaba él y lo abrazaba, parecía que este iba a ser el día en el que iba a descubrir muchísimas cosas sobre la mujer que dormía todas las noches a mi lado sobretodo que ella también sabia llorar. 
-          Creo que esta noche me voy a mi departamento- les dije
-          Por mí no hace falta- dijo Pablo
-          Es lo mejor, ustedes tendrán mucho de qué hablar y yo en este momento necesito pensar- les dije dirigiéndome hacia mi bolso, Moira vino hacia mí y me beso con una dulzura infinita, su lengua acariciaba mis labios de una forma muy delicada, mis brazos rodaron su cintura y por un momento me olvide de que Pablo estaba ahí, quera poseer a Moira con una urgencia inexplicable sentía como fue la última vez que iba a poder hacerla mía y entonces una angustia me invadió el alma, Pablo carraspeó como haciéndose saber que estaba ahí, pero a Moira no le importo y me abrazo aún más fuerte
-          Prometo contarte todo- Me dijo susurrándome al oído.
-          Eso espero- le dije soltándola- Un placer haberte conocido- le dije a Pablo solo por decir algo- Mañana vengo y comemos todos juntos.
Al salir de la casa sentí mucho miedo, miedo de que ya nada sea lo mismo, miedo a no saber que me espera mañana y miedo por dormir sola esta noche, sin ella, sin su calor.
Las calles estaban prácticamente desiertas, hacía mucho frio y ya era de noche, camine sin rumbo fijo por un largo tiempo, las preguntas se amontonaban en mi cabeza y ninguna tenia respuesta, al menos no por ahora. Moira tenía un hermano muy atractivo al cual me hizo prometer que no me lo iba a coger, su madre parece que está enojada con ella, ¿por qué? ¿Qué hizo Moira para que su propia madre no quiera saber de ella? Y Pablo ¿qué hacia acá, para que vino? ¿Qué le había dicho Moira sobre mí? Necesitaba pensar, analizar todo lo que había pasado en esta hora, pare un taxi y fui hasta mi casa… Hacia tanto tiempo que no iba a mi casa, desde ese fatídico día en que Bianca me pidió que me aleje de José… José, como añoro a ese hombre, me gustaría tenerlo a mi lado, abrazándome, queriéndome… Todo había cambiado tanto y tenía miedo que todo vuelva a cambiar otra vez.
Una vez en casa abrí una botella de vino tinto, siempre que no estoy con Moira bebo vino tinto, este vino es de un sabor intenso, con notas de cerezas negras y cedro, esta delicioso, sorbí dos veces seguidas, luego puse música tranquila y me propuse relajarme, me sentía confundida, enojada y triste a la vez, es increíble como varios sentimientos tan diferentes entre sí pueden albergar mi cabeza, Pablo me resultaba extremadamente tentador y el hecho de que Moira me haya prohibido estar con él le daba un toque extra de peligro que me atraía aún más, quizás si ella no me hubiese dicho nada, Pablo me hubiera pasado inadvertido pero ahora lo deseo, más que a cualquier persona… Ni siquiera recuerdo el momento en que me quede dormida, lo que si recuerdo es el sueño que tuve, soñé con Pablo, con su perfume embriagador, soñé que sus manos acariciaban mis caderas con un movimiento circular, dulce y prepotente a la vez, soñé como sus dedos se dirigían hacia mis muslos y me apretaban, soñé su aliento en mi nuca y como mi respiración se aceleraba cuando su lengua recorría mi cuello, podía sentir como su sexo exuberante apretaba mi vagina sobre mi ropa y como ya mojada le suplicaba que acabase esa terrible tortura, Pablo se desabrochaba el pantalón y sacaba su pene blanco y duro y yo lo tomaba entre mis manos y lo acariciaba frenéticamente, él, con brusquedad rompía mi pantalón, con sus dedos corría mi bombacha y entraba en mi abriéndome las piernas sobre su cuerpo, sus labios me besaban con una pasión inexplicable, ¡ay sus besos! Eran como los de Moira, dulces y arrebatadores, su lengua suave y delicada, sus dientes rosaban mis labios y mi aliento se detenía unos segundos, luego él gritaba llenándome de él, de sus jugos y se iba, me dejaba sola, llorando acurrucada en el suelo frio y húmedo, entonces oirá se arrodillaba a mi lado y tomándome en sus brazos me decía “Te dije que no te acuestes con él”.
El sueño me hizo despertar sobresaltada, la luz del día me golpeo en la cara y el timbre que justo había sonado me dio dolor de cabeza, abrí la puerta y la vi a Moira bella como siempre, entro, me beso  y me dijo
-          -Tenemos que hablar- Y esas palabras me helaron la sangre. 

martes, 11 de febrero de 2014

ALGO MÁS QUE SEXO.

La noche fue demasiado larga para mi gusto pero ahora acostada junto a Moira luego de hacer el amor no puedo dejar de pensar en el infierno que debe estar pasando Mia, Marco se fue muy enojado aunque sigo sin entender cómo pueden haber personas con mente tan cerrada juzgando lo que está bien y lo que está mal, Moira apoyo la cabeza sobre su mano y me miro
-          Estas pensando en ella ¿no?- Me dijo y no pude saber si le había molestado o no- No te preocupes- me dijo- Se van a arreglar y van a seguir con su casamiento, la fiesta y la perdiZ eso sí, no creo que nos inviten- dijo y se rio, luego se levantó de la cama y mis ojos se posaron sobre su magnífico cuerpo de diosa, -¿queres un poco más de vino?
-          Sí, dale. Le dije mientras iba detrás de ella y la abrazaba por detrás, besando sus hombros blancos y suaves, mis pechos rosaban su espalda y mis brazos sus pezones aun erectos, respire su olor mientras ella me daba la copa de vino blanco, mi  celular sonó y ella se apartó de mí para atenderlo
-          ¿Hola? Sí… Ok, ya te abro dame un segundo- Dijo mientras agarraba su bata y se la ponía, yo seguía desnuda, de pie con la copa de vino en la mano sin entender que pasaba, Moira abrió la puerta y ahí de pie estaba Mia, temblando, con su vestido rojo, maquillaje corrido y se notaba que había estado llorando- Pasa- Le dijo y cuando Mia me vio vino corriendo a mí y me abrazo
-          Marco me dejo- Me dio con los ojos llenos de lagrimas
-          Voy a traerte una copa de vino- Le dijo Moira, ella es así, todo lo soluciona con una copa de vino, Ver a Mia de esa manera despertó en mí un deseo de protegerla, la veía vulnerable y pequeña, una niña hermosa que necesitaba contención y amor aunque yo solo podía contenerla yo no podía dar amor. Cuando Moira le entrego la copa yo aproveche para ponerme una camiseta negra de Moira y las tres nos sentamos en la cama
-          No sabía a donde ir, perdón si las interrumpí- Dijo Mia mientras bebía un sorbo de vino
-          No nos interrumpiste, ya habíamos terminado- Le dijo mi delicada amiga y yo la mire con ganas de matarla pero ella me sonrío haciéndose la inocente.
Mia nos contó que Marco estaba muy enojado, se sentía usado y engañado, le había dicho que no podía casarse con una mujer que no sabe lo que quiere y que para él estaba claro que no era un hombre lo que ella quería y que él no iba a poder aguantar que cada tanto su mujer tenga ataques lésbicos que él no iba a tolerar algo semejante. Con cada palabra que escuchaba más rabia me daba, a Moira y a mí nos tildo de reclutadoras para una secta sexual y a ella como a una ingenua que callo en las mentiras de dos mujeres que habían perdido el rumbo y ahí no aguante más y me reí como hacia muchísimo tiempo no me reía, Moira hizo lo mismo y Mia sin entender nada nos miraba incrédula, era un idiota y lo mejor que podía hacer Mia era alejarse cuanto antes de un hombre así. Moira volvió a levantarse de la cama y nos dijo
-          Voy abrir una botella de champagne y vamos a brindar por que hoy tu vida va a cambiar, a partir de hoy te prometo que Mia va a ser una mujer que disfruta de su cuerpo y de la pasión salvaje-
Mi amiga, ella es tan brillante tan única, encontró un juguete nuevo encontró a alguien más a quien moldear a su gusto y por un momento temí por lo que podía crear pero mentiría si dijera que le di mucha importancia en ese momento. Mia estaba triste, podía notarlo pero se dejaba guiar por Moira, dejaba que el espíritu entusiasta de mi amiga se apoderara también de ella, Moira sirvió tres copas de champagne y brindamos por el futuro venidero, me pareció muy cursi eso de “futuro venidero” hasta me resulto un poco gracioso pero no dije nada.
Estuvimos vario tiempo hablando de trivialidades, conociendo un poco más a Mia y ella a nosotras, nos preguntó sobre nuestro estilo de vida y de las cosas que hicimos juntas entonces Moira salto de la cama de forma infantil y riéndose dijo
-          Ya mismo vengo, tengo una sorpresa para vos Mia, una que creo que también va a sorprender a mi amiguita- Dijo y se fue con cara de picara hacia el vestidor, tardo apenas unos segundos y cuando se acercó a nosotras pude ver que traía un CD de Dvd en sus manos, la miré extrañada sin comprender que era eso, entonces Moira se acercó a mí, me beso con pasión arrebatadora y dijo
-          Se titula, la playa y los Trujillo- y se rio con ganas al ver mi cara de horror, me había olvidado que ese día mi amiga había filmado a los gemelos Trujillo haciendo de mi cuerpo un lugar donde descargar sus más osados deseos, los ángeles negros, que hermosos recuerdo, Moira nunca me enseño esa filmación y yo me había olvidado completamente de eso, Mia pregunto qué era eso y mi amiga le respondo muy tranquilamente que era un video donde yo experimentaba uno de los deseos más dulces y calientes cuando dos hombres ardientes me hacían llegar al punto máximo del placer y la locura, Mia estaba intrigada, pude notar como sus mejillas se encendían y sus labios se curvaban en una media sonrisa, mientras mi demonio pelirrojo ponía la filmación de los ángeles negros yo llene las copas, algo me decía que las iba a necesitar enseguida, apenas pone Play se ven dos hombres perfectos de espalda a la cámara, no se ve bien que están haciendo pero se oyen gemidos y las olas de mar, en un momento la cámara se mueve un poco y se me puede observar con los ojos cerrados y los labios apenas abiertos gimiendo de placer, al ver eso, mi cuerpo experimenta las mismas sensaciones que ese día, siento el calor pegajoso del verano, logro sentís  un par de lenguas lamiendo mis pezones erectos y sin querer un gemido se escapa de mis labios, Mia me mira y sé que está pensando, le excita verme, le excita ver a esos dos hombres morenos lamiéndome y puedo hasta jurar que ella también los siente, Moira estaba atenta a nuestras reacciones, parecía un ave de rapiña observando a sus presas. Volví a mirar la pantalla del televisor y esta vez se me veía a mi sobre la gran roca mientras uno de los hermanos besaba mis labios y el otro mi sexo, la respiración de Mia se iba acelerando y tuve ganas de besarla, de calmar su sed se cariño, Moira leyó mis pensamientos y asintió con la cabeza como autorizándome a que lo haga, que era el momento, entonces casi sin dudarlo mi mano acaricio los cabellos de Mia y ella se giro a mirarme a los ojos, su mirada me hacia invitación a sus labios, entonces la bese, primero despacio hasta que su lengua me dio la bienvenida entonces la bese con pasión, devorando su boca, absorbiendo su lengua, haciendo mío sus gemidos, mi corazón latía con mucha fuerza y mi sexo palpitaba de deseo cuando los gemidos de Mia se mezclaban con los que me llegaba del televisor, Moira se arrodillo en el medio de nosotras y como si fuera un ángel nos abrazó mientras nosotras seguíamos saboreando nuestras bocas, las manos de Moira bajaron por nuestras espaldas y nos acariciaba a la vez, luego de un tiempo Se hizo hueco entre nosotras, lentamente desabrocho mi camisa liberando mis pechos, luego me dio la espalda para ponerse enfrente a Mia, con dulzura acaricio y recogió el cabello de Mia y los sostuvo con una mano mientras con sus labios besaba sus hombros, yo me dispuse a observarlas, ver sus cuerpos, ver como se mezclaban los colores de sus cuerpos haciéndose uno, era tan excitante verlas, era mágico, en la tele se veía a los hermanos Trujillo dentro mío, dándome placer como nunca antes lo había permitido y desee transportarme a ese día para poder volver a sentirlo dentro de mi piel, a ambos a la vez, sentir como sus vergas duras y gruesas entraban perfectamente en mí, volví la vista a las mujeres que tenía en mi cama y me uní a ellas, Moira estaba entre las piernas de Mia, acariciando su dulce sexo mientras, las oía suspirar, los ojos de ambas estaban cerrados, preferían sentir antes que ver, Mi demonio pelirrojo estaba de rodillas lamiendo y saboreando entonces aproveche eso y me hinque detrás de ella, su culo perfecto estaba ante mis ojos, su sexo rosado se veía hinchado y jugoso y mi lengua no resistió la tentación y lamio esos jugos deliciosos, Moira se estremeció y pude notar que aceleraba el ritmo entre su boca y Mia, su sexo y mi boca…
Moira iba a acabar, podía notarlo, pero aun no iba a dejarla, quería que sigamos así, lamiéndonos, saboreando nuestros jugos, me aleje de ella y me dirigí hacia Mia, ella seguía con los ojos cerrados disfrutando plenamente del momento, me inspiraba ternura, una mezcla de ternura y deseo desenfrenado, con mi lengua roce sus labios y ella respondió con un espasmo, luego baje por su cuello hasta llegar a sus pezones duros, los lamí con suavidad, primero uno, luego el otro, me subí arriba de ella, mis rodillas en su cintura y levante mi sexo dejándolo a la vista de Moira, ella se dio cuenta enseguida lo que quería y metió dos dedos dentro mío, mientras su lengua seguía con Mía, Mia me besaba con desesperación y así fuerte y jadeante llego su orgasmo, reinando el ambiente e invadiendo los labios de Moira quien se relamió gustosa, el orgasmo de Mia duro mucho tiempo y eso hacía que el mío quiera alcanzar al suyo, pero Moira se frenó y con un decisión me dio vuelta y me recostó sobre la cama, se subió encima mío y restregó su sexo en mi cuerpo y sus piernas me envolvieron por completo, todo su cuerpo era una fiesta maravillosa estaba muy excitada, hacía mucho tiempo que no la veía así, estaba eufórica, nuestros sexos hacían presión con el cuerpo de la otra mientras nuestras bocas se comían y nuestras leguas jugaban entre ellas, muestras manos acariciaban nuestros cuerpos sin control, eso era amor, no era solo sexo, era necesidad, me sentía plena, lo tenía todo ahí, con ella, en su cuerpo… Nuestros orgasmos llegaron a la vez y por un momento efímero reino la paz en nuestra casa, no se oía más que nuestras respiraciones, la película había terminado y solo se podía ver mi cara de satisfacción, así nos dormimos las tres, abrazadas, satisfechas descansando de una noche inolvidable.
A la mañana siguiente cuando me desperté Mia se había ido y una nota sobre la cama nos decía que Marco la había llamado de regreso y sin siquiera quererlo me sentí triste
-          Todavía me tenes a mí- Me dijo Moira mientras me abrazaba para seguir durmiendo a mi lado.


jueves, 7 de noviembre de 2013

Apuesta

Los días están siendo un poco más fríos y eso se agradece, dan más ganas de hacer cucharita, aunque los pies de Moira siempre están helados y termina poniéndolos sobre mí, me gusta esta vida que tenemos, me gusta despertar a su lado, desayunar juntas y disfrutar de nuestra vida sexual solas o acompañadas. Hoy viene a cenar Mía con su novio, estoy ansiosa, tengo ganas de conocerlo, según ella él es una persona muy convencional, que nunca entendería nuestro secreto, Moira dice que todos los hombres sueñan con estar con dos mujeres a la vez y yo no tengo opinión al respecto y la verdad es que me importa muy poco, pero ellas terminaron haciendo una apuesta. Moira está completamente segura que él va a caer ante los juegos pecaminosos a los que jugamos encantadas, en cambio Mía dice que él saldría corriendo para nunca más volver, y yo me quedo pensando, Mía puede perder todo lo que hasta ahora consiguió solo por una apuesta y en ese momento me doy cuenta que una vez que la pasión y el deseo se liberan ya no hay marcha atrás uno siempre termina queriendo más sin importar las consecuencias…
Cuando Moira conoció a Mía se llevaron muy bien enseguida, aunque la verdad es que Moira le cae bien a todos, aunque sea una femme Fatale es muy buena persona, muy dulce y cariñosa y eso gusta, no conozco a ninguna mujer que odie a mi bella amiga, Mía es dulce e inexperta y eso a mí demonio pelirrojo le fascina. La primera vez que se conocieron fue el mismo día que estuve con Mía en las duchas del gimnasio, recuerdo que al salir del gym los muchachos musculosos nos miraron bajar por las escaleras con una notable erección y mi cabeza sin querer se imaginó que en las duchas había cámaras y que todo el lugar había visto como la hice mía, ese pensamiento me hizo sonreír y Mía pareció no darse cuenta de nada.
Al llegar a casa Moira estaba con su bata de baño, su cabello pelirrojo tapado con una toalla más pequeña y una copa de su vino favorito en la mano, cuando nos vio entrar me dijo
-          Parece que en el gym te fue muy bien- y me guiño un ojo, se acercó a nosotras y le dio un abrazo a mi nueva amiga- Un placer conocerte, me llamo Moira- le dijo. Mía se quedó helada, ese arrebato con propio de mi amiga la había descolocado
-          Ella es Mía- Le dije y Moira comenzó a reírse de forma instantánea
-          Ya lo veremos- me respondió divertida y entonces comencé a reírme yo también
Moira se había ido a vestir y nosotras nos sentamos a beber vino mientras llegaba la comida que habíamos encargado, carne al horno con papas, poco a poco empecé a conocer a esta bella mujer, era dermatóloga, vivía con Marco su novio y Romeo su perro, tenían planes de casarse pero aún no habían puesto fecha, era feliz con su vida pero tenía miedo de no haber disfrutado de su sexualidad, me conto que siempre había querido estar con una mujer pero que no se había animado, yo le gustaba pero nunca imagino que podía pasar algo entre nosotras. Moira, se acercó a nosotras, nos había estado escuchando desde el vestidor
-          Mi amiga aprende rápido y bien, estas superando al maestro- Me dijo y me beso en la boca, con un beso pasional como ella sabe darlos. Mía bebió un sorbo largo de vino y bajo la cabeza- ¿Porque no vienen a cenar tu novio y vos este fin de semana? Te prometo que nos vamos a portar muy bien- Le dijo
-          ¿Cómo?- pregunto Mía turbada
-          Moira, creo que mejor esperamos un poco no? Que primero nos conozca bien a nosotras y luego vemos- Le dije
-          ¿Para qué alargar lo inevitable? Mejor que nos conozcan a la vez- Me dijo con un brillo indescifrable en la mirada
-          Muy bien- respondió Mía para mi sorpresa, pero que sea la próxima semana.
-          Como digas- Acepto Moira aplaudiendo como una niña.
Ese día luego de comer y de beber Mía se fue, todo esto era nuevo para ella, aún se la notaba tímida y se ponía colorada cada vez que Moira se le acercaba o me besaba, yo la entendía también para mí fue nuevo una vez, aunque esos tiempos me parecían muy lejanos.
Estos días antes del encuentro con el Marco, Mía y yo nos seguíamos viendo a escondidas de él y cuando no nos veíamos nos enviábamos fotos muy calientes, Moira se reía y a la vez lo disfrutaba, había noches que mirábamos esas fotos y terminábamos teniendo un sexo rico y salvaje, quería que llegue el día en que podamos compartirla, tenerla en la cama y hacerla disfrutar al máximo, quizás hasta deja al novio para unirse al “clan” y estallo en una melodiosa carcajada.
Cuando llego el día Moira abrió una botella de vino y yo prepare la mesa para cenar, había hecho peceto con salsa de champagne  y estaba delicioso. Ellos llegaron puntual, Mía estaba muy sugerente llevaba un vestido rojo ajustado y zapatos haciendo juego, él llevaba ropa más informal pero que le quedaba estupendamente, Marco parecía un modelo, tenía el cabello corto un cuerpo marcado por el gym y unos bellos ojos grises, ambos parecían haber salido de la alfombra roja, mi demonio pelirrojo se acercó a ellos los abrazo dándole la bienvenida  y vi como Marco se quedaba sin aliento ante la exuberancia de mi bella pelirroja quien parecía una secretaria sexy con su falda tubo negra, su camisa blanca y sus tacones negros, por un momento me pregunte qué bien había hecho en la vida para merecer tenerlos en mi vida.
Me acerque a Marcos le extendí mi mano y lo salude muy formalmente, cuando llegue a Mía la abrace y le susurre al oído las ganas que tenía poseerla ahí mismo y ella se puso colorada
-          Qué bueno conocerte al fin Marco- Le dije con una sonrisa- Mía me hablo mucho de vos… Tomen asiento, la cena estará pronto.
Moira sirvió las copas mientras yo sacaba la carne del horno.
-          ¿Te ayudo?- Me dijo Mía
-          ¿Estas segura que queres hacer esto?- Le pregunte sin preámbulos, ella pareció no entender a qué me refería, entonces me acerque a ella, la abrace y la bese con dulzura- Este juego Mía, parece buen chico y podes perderlo todo
-          Estoy muy confundida ¿Sabes? Yo lo quiero y me quiero casarme con él, pero a la vez la paso bien con vos, me gusta cuando estamos juntas, cuando estoy en casa con él las imagino a uds y el deseo en mi crece, cuando él me hace el amor yo imagino sus lenguas recorriéndome entera, no sé lo que quiero, pero en este momento necesito esto.
-          Es tu decisión- Le dije y nuevamente la bese, mis manos comenzaron a acariciar su espalda con las yemas de los dedos- Estas hermosa con ese vestido- su respiración se iba acelerando y yo lo disfrutaba, lamí su cuello mientras mis manos bajaron hasta sus muslos, levante su vestido y recorrí su sexo con la palma de mi mano, se le erizo la piel- Te deseo- le dije besándola suavemente.
Moira hablaba con Marco y se escuchaban las risas de ambos, mi amiga era una muy buena anfitriona y como ella sabía lo que podría estar pasando en la cocina entretenía al novio. Mía me freno y me dijo que lo dejemos para luego que no podía concentrarse con Marco en el living, lo supuse, así que ambas llevamos la cena a la mesa y nos pusimos a hablar de trivialidades, Marco era muy amable y simpático se lo notaba muy enamorado de Mía, hacían una muy buena pareja, era lindo verlos juntos aunque a ella la notaba muy nerviosa, no pude descifrar el motivo, pero me imagine que era por la situación que estaba viviendo.
La cena estuvo muy animaba la habíamos pasado muy bien, Moira me ayudo a levantar la mesa y a meter todo en el lavavajillas mientras yo servía el helado
-          Yo creo que voy a ganar esta apuesta- Me dijo Moira convencidísima
-          ¿Por qué estás tan segura? ¿Que estas planeando?- Le pregunte mientras la abrazaba por detrás, ella se dio la vuelta para quedar frente a mí y me beso apasionadamente
-          Me tenes un poco abandonada esta noche- me dijo haciéndose la niña inocente
-          Jamás te abandonaría a vos- Le dije y volví a besar sus labios, sensuales, carnosos y extremadamente deliciosos, las ganas acumuladas con Mía y los besos de mi demonio pelirrojo estaban haciendo brecha en mí, estaba excitada, sentía la humedad apoderándose de mi cuerpo pero sobretodo de mi sexo, Moira sabia detectar esos momentos entonces me desabrocho el pantalón y metió sus dedos entre mi tanga y comenzó a presionar mi clítoris con suavidad, mis jadeos comenzaron a salir de mis labios mientras ella besaba mi cuello y bajaba hasta mi escote, sus dedos seguían jugando dentro mío y yo, presa del deseo comencé a desabrochar el vestido de Moira hasta que escuchamos a alguien en la puerta de la cocina, ambas miramos a esa dirección entonces vimos a Marco con los ojos muy abiertos observándonos, Moira aprovecho su mirada y sin dejar de observar sus ojos siguió besándome, sus dedos no se habían detenido seguían invadiéndome deliberadamente y sin darme cuenta la mirada de Marco me estaba encendiendo aún más, cuando al fin pudo moverse Marco salió de la cocina entonces Moira haciendo un bufido se apartó de mí y lo siguió yo hice lo mismo más excitada que nunca
-          Nos vamos- Dijo Marco cogiendo sus cosas
-          ¿Qué paso?- Pregunto Mía atónita
-          ¿Vos sabias esto?- Le dijo a Mía gritándole-
-          No sé de qué estás hablando amor, ¿Qué paso?- Respondió ella mirándonos a nosotras y luego a su novio
-          Que nos vio a Moira y a mi besándonos en la cocina- y sus ojos se clavaron en los míos no pude descifrar si estaba molesta por que él no vio o porque Moira y yo estábamos besándonos
-          Entonces lo sabias, ¿para esto me trajiste? ¿Qué pretendías? ¿qué nos acostemos los 4 juntos a ver qué pasa?  Te dije mil veces que esto no me va, que me alcanza con vos que te necesito a vos… Mía se puso a llorar, entonces me puse delante de ella para defenderla de los ataques de su novio
-          Estas exagerando Marco- Le dije para intentar calmarlo- Ella no sabía que Moira y yo somos pareja- Moira me miro sin dar crédito a lo que decía
-          No es para tanto Marco- le dijo Moira acercándose él la freno haciéndole un gesto de alto con la mano- Nos gusta disfrutar del sexo, somos dos mujeres libres y con ganas de disfrutar nuestra sexualidad, ¿por qué sos tan cerrado? Si probaras te aseguro que no te vas a arrepentir, entrégate te va a gustar.
-          Están completamente enfermas, Mía ¿esto es lo que queres? Vivir así, siendo una promiscua- Mía lloraba y yo trataba de consolarla- No lo puedo creer, y yo te quería como pareja, no te reconozco.
-          Para un poquito- Le dije exaltada- Déjala al margen de todo esto, ella no sabía nada de nuestra vida sexual, y no voy a discutir eso con vos ni con nadie, nuestra vida sexual es nuestra y punto. Así que si nos vas a hablar de esta manera te voy a pedir que te vayas de nuestra casa.
Mía se acercó a Marco y lo beso
-          Vos sos lo más importante que tengo en la vida- Le dijo y eso me molesto un poco- Lo que quiero es una vida a tu lado.
-          Entonces vámonos de esta casa, por favor-
Mía me miro con tristeza en los ojos mientras agarraban sus cosas y se iban. Yo me quede ahí de pie, sin entender que había pasado. Moira me sirvió una copa de vino y me dijo
-          Lamento mucho que haya gente tan cerrada, con lo lindo que es coger y disfrutar de eso - Su comentario me hizo sonreír- ¿en qué estábamos antes de que nos interrumpan? Me dijo mientras desabrochaba su vestido y me enseñaba su bella desnudez.
Continuara