martes, 6 de mayo de 2014

Confesiones 3

Mi corazón palpita a mil por hora, mientras Moira espera impaciente mi respuesta… Pablo me mira intrigado desde mi cama, está desnudo, eso hace que no me pueda concentrar en la conversación ,está tan sexy, verlo así hace que mi sexo se humedezca al pesar de la situación tan incómoda, ¿Cómo puede ser que los hermanos me calienten de esta manera? Me encantaría tenerlos a los dos juntos, besarlos, sentirlos en mi interior pero eso es algo imposible, si Moira se entera que me acosté con la única persona que me prohibió se va a poner como loca, ¡Ay amiga, que difícil me pones todo!
-          ¿Me vas a responder o no?- Me gritó Moira
-          Es que no sé de qué me hablas- Dije sin pensar-
-          Pablo… ¿Esta ahí?- Traté de sonar convincente
-          ¿Qué va a estar haciendo tu hermano acá? Estoy sola gor, estaba duchándome cuando sonó el teléfono, ¿Qué pasó? ¿Se pelearon?
-          No, yo fui a ducharme y cuando salí ya no estaba. ¿Podes venir? Quiero que pases la noche acá, conmigo- Me dijo
-          No sé si va a ser buena idea, me siento incomoda en el medio de los dos, vos estas a la defensiva todo el tiempo y no quiero estar en el medio de ustedes.
-          Si, tenes razón, no sé qué me pasa, Pablo me pone nerviosa, me recuerda a todo lo que intente olvidar, además sé que le gustas y… -Hizo un silencio- Nada, no me hagas caso. Vení, por  favor- Me dijo suplicante.
-          Ok, dame un ratito que acomodo algunas cosas acá y voy.
-          Gracias- Dijo y corto la comunicación, yo me quede con el teléfono en la mano, mirando a Pablo, sin saber que decir, mi cabeza iba a mil por horas y sentía mi cuerpo desvanecer ¿Qué hice? ¿Cómo pude incumplir la única cosa que me pidió?
-          Tenes que irte- Le dije a Pablo, él me miro sin dar crédito a lo que decía- Tu hermana sospecha algo y me pone incomoda esta situación, yo la quiero y si se entera que nos acostamos me va a odiar y no quiero eso- Le decía mientras las lágrimas comenzaban a caer por mis mejillas, Pablo se levantó de la cama y comenzó a dirigirse a mí, acaricio mi rostro, beso mi cabello, sus brazos rodearon mi cintura y me atrajo hacia él, me abrazo con una delicadeza infinita, me acuno entre sus brazos y me susurro al oído
-          Me gustas… Mucho más de lo que me hubiese gustado, tenes una pasión infinita, son sensual de manera natural, sé lo que tenes con mi hermana, yo también me siento mal con esto, pero no lo puedo evitar, me generas bastante, desde cogerte todo el tiempo a cuidarte eternamente, yo sé que no te puedo ofrecer lo mismo que ella, de  hecho no puedo ofrecerte nada, porque no tengo nada, pero sé que me gustas- Me aleje un poco de él, mire sus ojos, parecía sincero, sus ojos tenían algo de Moira, ambos tenían una mirada juguetona y muy sensual, no sé porque, pero lo bese con calma, saboreé sus labios, sus dedos comenzaron a recorrer mi espalda, por un instante deje de respirar, sabía que iba a perder el control otra vez pero no podía, Moira me estaba esperando y era mejor no llegar tarde
-          Tu hermana me está esperando.
-          ¿No te podes quedar un ratito más?
-          No, pero vos podes quedarte acá, es mejor que hoy no vuelvas, no sé, invéntate algo, que fuiste a ver a alguien, no sé, pero por nada del mundo le digas que estuviste acá, ¿ok?- Pablo, volvió a besarme en un intento de que me quede, yo lo empuje con suavidad hacia atrás para poder liberarme de sus brazos, él sonrió y se dejó caer sobre la cama suspirando teatralmente yo reí con ganas y volví corriendo a la ducha, necesitaba sacarme el olor de Pablo de mi cuerpo antes de ir a ver a su hermana.

Cada vez que el taxi se iba acercando mi corazón latía con más fuerza, tenía que intentar que no se me notase demasiado o Moira podría sospechar, Pablo se quedaría en mi casa al menos hasta mañana.
De pie en la puerta de mi segunda casa, con las llaves en las manos siento un delicioso aroma que sale desde nuestro loft lo cual me resulta raro porque Moira no cocina, abro rápido la puerta y la veo con su cabello rojo atado con una cola alta peleándose con el corcho que no quiere salir de la botella de vino blanco, al oírme entrar Moira me mira divertida y me dice:
-          No quiere salir- Y se ríe como una niña dulce e inocente yo me acerco hacia ella, la abrazo por detrás y beso sus hombros desnudos, no sé si es la culpa que siento o qué, pero en ese momento la quiero más que nunca, ella me mira extrañada pero no me dice nada, me besa apresuradamente, me da la botella para que intente abrirla mientras ella saca del horno un pollo al champagne- No sé cómo me habrá salido, busque la receta por internet- Me dijo .
-          Jamás de los jamases te hubiera imaginado cocinando- Le dije riéndome.
-          Es que hoy es una noche especial- Respondió- Hoy voy a bailar para vos
-          ¿Qué vas a qué?- Le pregunte bastante intrigada
-          Sorpresa, pone la mesa, que esto ya está- Mientras hacia lo que me había pedido, sonó mi teléfono, lo saque del bolso, era un mensaje de Pablo “Tu cama no es lo mismo si no estás”
-          ¿Pasó algo?- Me pregunto Moira- Te pusiste pálida de repente
-          No, no, tranquila, no pasa nada, es uno de esos mensajes basura, no te preocupes- Le dije mientras lo borraba, quería matar a Pablo, ¿cómo se le ocurría enviarme un mensaje así y si lo leía ella? Decidí apagar el teléfono y centrarme en la mujer que tenía frente de mí.
La cena estuvo muy bien, solo se pasó un poquito con la sal y eso hizo que ambas bebiésemos bastante, hacía mucho que no teníamos una cena así, solas, tranquilas, parecíamos una pareja de años, de esas que se sienten cómodas estando juntas.
Mi demonio pelirrojo se levantó de la mesa y camino hacia mí, con ojos ávidos y llenos de deseos, alejo mi silla de la mesa y se sentó sobre mí, con un movimiento rápido de manos se quitó la musculosa verde que tenía y sus pechos libres buscaron mi boca, los lamí y mordí sus pezones, ella gimió y se alejó, puso un dedo en mis labios para que no dijera nada, se levantó me agarro de la mano y me llevo a la cama, luego fue a buscar mi copa de vino y me la trajo llena.
-          Quiero que hoy disfrutes de mi cuerpo- Me dijo mientras la música empezaba a inundar el ambiente, no sé que era, no me resultaba conocida, solo sé que era muy muy erótica. Moira fue apagando las luces,  menos una pequeña lámpara a la cual le puso un pañuelo rojo encima para que su luz fuese tenue, sin decir nada su cuerpo fue moviéndose al compás de  la música, sus manos comenzaron a acariciar su cuerpo muy lentamente, mientras sus ojos estaban clavados en los míos, se movía sensualmente con una agilidad que no había visto antes, con cada movimiento se iba desnudando, yo estaba sin aliento no podía dejar de mirar a mi demonio dulce y caliente, mi cuerpo estaba comenzando a excitarse, con cada movimiento de ella mi sexo palpitaba de deseos, la deseaba, la necesitaba con mi boca, en mi manos.
Cuando termino esa canción y comenzó la siguiente vino hacia mí, bebió de mi copa y se sentó encima mío nuevamente, mi lengua busco sus pezones desnudos nuevamente, mientras mis manos acariciaban su espalda, ella echo la cabeza para atrás dejándome sus pechos a merced de mis caprichos, los chupe por un tiempo infinito, saboreé de ellos como nunca lo había hecho antes, luego subí hacia sus labios, haciendo un camino desde su cuello, su boca me recibió abierta y su lengua comenzó a masajear la mía, Moira me desabrocho el corpiño y me lo quito junto con la remera, nuestros torsos estaban desnudos y muy pegados, sus brazos me abrazaban mientras su pelvis hacia una vaivén sobre mí,  como pude la deposite en la cama, observe su carnosa desnudez, respiré cada rincón de su piel, me detuve en su sexo, estaba húmedo, olía a mujer apasionada a desenfreno, mi lengua recorrió sus labios hasta llegar a su clítoris una vez ahí, sople con suavidad hasta que todo su cuerpo se estremeció, luego volví a lamerlo y a presionarlo entre mi lengua y el paladar, Moira gimió nuevamente, entonces mis manos subieron a sus pechos y comencé a pellizcar sus pechos, Moira gemía cada vez más fuerte, no me detuve seguía devorando su sexo, jugando con su clítoris, Moira se movía al compás de mi lengua y eso me hacía enloquecer aún más, mi sexo estaba preso entre mi pantalón y la tanga mientras mis pechos libres rozaban sus piernas, necesitaba sentirla, una de mis manos se quedó en sus pechos y la otra bajo hasta su sexo, mis dedos entraron en ese volcán espumante y luego salieron empapados de ella, volvieron a entrar haciendo un movimiento circular dentro de ella, mientras mi lengua ávida seguía lamiéndola, empecé a sentir como su cuerpo sufría espasmos de placer yo no me detuve quería sentir sus jugos en mi boca, quería absorber hasta la última gota de su satisfacción, cuando termino se puso de espalda  con los ojos cerrados, respirando plenamente, me dedique a observarla, ver su cuerpo blanco haciendo contraste con su cabello rojo cayendo hacia un costado, sus labios dibujaban una sonrisa y en ese momento me sentí plena
-          No me olvido de vos- Me dijo abriendo los ojos y mirándome- Solo necesitaba disfrutar este momento.
-          Shhh, no digas nada, estoy disfrutando viéndote así.
-          Me volví loca cuando creí que Pablo estaba con vos- Mi corazón se aceleró, me puse en alerta .
-          No sé porque se te ocurrió que podía estar conmigo, no tiene sentido ¿Para qué vendría a mi casa?
-          No lo sé, la verdad es que no lo pensé, me salió llamarte- Me dijo cerrando los ojos nuevamente- Me relaje, ese tema ya había quedado zanjado, me recosté a su lado mientras mis dedos acariciaban su espalda, no sé cuánto tiempo estuvimos así, sin hablar, disfrutando de ese silencio casi necesario. En algún momento me levanté de la cama me quite el pantalón y fui a servirme más vino que por suerte aún estaba fresco, bebí un sorbo largo y respiré profundo, había tenido un día de mucho sexo, primero Moira, luego Pablo y ahora estoy acá extremadamente excitada con esta mujer de cabello rojo que duerme plácidamente en la cama.
Me siento en la silla con los pies apoyados en el borde mientras pienso en los parciales que se acercan y para los que no estudie nada, pienso en Pablo, en Moira, en José, al que extraño muchísimo, pero mis pensamientos se quedan estancados cuando siento unos labios lamiendo mi cuello, instintivamente un pequeño orgasmo salió de mis labios, me gire y ahí estaba ella, tan hermosa como siempre, se acercó a mí, me puso de pie y me beso, su lengua recorría mis labios, sus manos me sujetaban la cara mientras ella iba de mi boca a mis pechos, con un gesto me pidió que me sentase en la mesa, una vez que lo hice abrió mis piernas y se puso entre ellas, volvió a besarme envolviéndome con todo su cuerpo, yo también la abrazaba necesitaba sentir su cuerpo pegado al mío, Moira se arrodilló ante mí y con su lengua rozó todo mi sexo, yo suspiré disfrutando de su tacto, la luz apenas nos iluminaba y eso hacia todo mucho más caliente, solo podía sentir su lengua dándome el más absoluto placer que alguien se pudiera imaginar, a su boca le siguieron sus dedos que entraron en mi invadiéndome entera, sabía que no iba a aguantar tanto, Moira lograba calentarme como nadie jamás lo había hecho, sabia como y donde tocarme para hacerme llegar a un orgasmo extremo. Mi respiración se iba acelerando cada vez más y un fuego abrazador subía desde mi sexo, la lengua  Moira seguía implacable cuando se dio cuenta que mi orgasmo llegaba solo para ella.




1 comentario:

  1. Me encantó tu blog.

    Espero que disfrutes con el mío:

    http://blogdelmaestroim.blogspot.com.es/

    Besos

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