Moira entro a casa con ojos cansados pero perfecta como
siempre, yo estaba despeinada, con un fuerte dolor de cabeza y muchísimo sueño,
así que mientras ella se acomodaba en el diván que tengo junto a la ventana, la luz del sol le daba en el
rostro y ella cerro los ojos como purificándose con los primeros rayos. Me
quede observándola un instante y la ame en silencio, luego me dirigí hacia la cocina
y me dispuse a preparar café…
-
Tendrás un montón de preguntas- Me dijo sin
siquiera moverse de su sitio
-
Muchas- le respondí en medio de un bostezo, ella
no dijo nada, simplemente giro su cabeza para mirarme a los ojos, los tenia
lleno de lágrimas. Me acerque en ella y la abrace con fuerza, conteniéndola
entre mis brazos, nunca la había visto así, de hecho nunca me imaginé que ella
podía llorar, lo sé, es tonto que haya pensado eso, pero siempre la vi como una
mujer fuerte, abrasadora pero ahora verla así, tan vulnerable me hizo dar
cuenta que ella también es humana y que sufre.
-
Voy a buscar el café- Le dije mientras besaba su
cabello rojo fuego.
El café negro y fuerte me despertó rápidamente y en silencio
me pregunte su realmente quería saber los secretos de Moira ¿estaba preparada
para eso? ¿Qué pudo haber hecho tan malo como para que su propia madre haya
dejado de hablarle? ¿Qué pasaba si era algo tan atroz? ¿Podría, luego, seguir
con ella? Mi cabeza iba a explotar, podía notar las pulsaciones de mi corazón
retumbando en mi mente hasta que ella con la misma postura de antes, me dijo
-
Cuando tenía 17 años me enamore por primera vez
en mi vida- Esa confesión me dejo… No sabría explicar como, no me imaginaba a
una niña de 14 años con cabello rojo y perfecta enamorada, no me imaginaba que
Moira podía enamorarse alguna vez y para ser sincera no me esperaba una
confesión tan simple- lo quise con todo el cuerpo- continuo- era verlo y me
temblaba el alma ¿Sabes? Pero el problema estaba en quien era él, Sergio era mi
tío, el hermano de mi mamá. Te juro que para mí él era perfecto, recuerdo sus
ojos marrones claro, sus pestañas largas, supongo que viéndolo a esta distancia
puedo decir que era un tipo normal, pero en ese momento él lo era todo para mí,
Sergio tenía 28 años, había una gran diferencia. Un día él vino de vacaciones a
mi casa por unos días, Pablo tenía 12 años y le encantaba jugar con el tío,
entonces íbamos siempre al parque los
mientras mi mamá trabajaba, una tarde mi mamá nos dejó solos y se fue con
Pablo a hacer unas compras, esa era mi oportunidad, una había estado con un
hombre, no sabía qué hacer ni como acercarme, pero algo en mi me decía que
tenía que hacerlo, Sergio se estaba duchando, me acuerdo como si fuera hoy
mismo- Me dijo con una leve sonrisa, aún seguía recostada, pero el sol ya no le
daba en su rostro- Entre muy muy despacito, me quite los zapatos y el vestido
que llevaba, me solté el cabello y golpee la puerta de vidrio de la ducha, él
abrió extrañado pero sus ojos cambiaron cuando me vieron desnuda, con mi
bombacha con huellitas de gato, ahora que lo pienso me siento ridícula- y se
rio con ganas- Sergio me miro y sin decirme nada me metió a la ducha con él, me
miro un tiempo muy largo, luego con sus manos acaricio mi cabello, luego mi
nuca, se agacho un poco para mirarme a los ojos y me beso, no puedo explicarte
lo que ese beso fue para mí- Me dijo mirándome directamente a los ojos- hasta puedo sentirlo- Siguió- fue tan dulce y
tierno, sus labios eran suaves y sedosos, acaricio y beso cada parte de mi
cuerpo, yo estaba hipnotizada miraba su sexo duro y grueso y sentía un poco de
miedo, pero lo deseaba con todas mis fuerzas, Sergio me miro nuevamente y me
pregunto si era virgen cuando le dije que sí, me levanto con cuidado y salimos
de la ducha, agarro un tallón y me cubrió con él, luego me llevo hacia mi cama,
seco mi cuerpo con una devoción infinita, no dejaba de mirarme, te juro que su
mirada sobre mi cuerpo desnudo me provocaba un montón de sensaciones
maravillosas, Sergio acaricio cada centímetro de mi piel, sus manos grandes
recorrían mi cuerpo, luego me olfateo entera y su respiración me hacía erizar
la piel, era mágico, no puedo explicarlo- Yo la entendía, eso era lo que ella
me provocaba- Yo estaba entregada a él, aunque estaba aterrada, no sabía nada
del sexo, solo que lo deseaba, lo necesitaba dentro mío con mucha urgencia,
pero él se tomó su tiempo, en un momento, apoyo su cuerpo en mí y pude sentir
su pene muy erecto presionado sobre mi abdomen, con sus dos manos me agarro de
la cara y me beso muy despacito, luego siguió por mi cuello hasta llegar a mis
pechos ahí se detuvo y lamio mis pezones, su lengua era delicada como la seda y
mis pechos no tardaron en endurecerse, mi sexo estaba húmedo y él lo sabía
entonces bajo besando mi panza hasta mi volcán espumoso y caliente una vez ahí,
lamio mi sexo con decisión y ese acto me hizo gemir muy fuerte, todo mi cuerpo
comenzó a contorsionarse, no sabía que me pasaba solo sabía que era una
sensación maravillosa y aterradora a la vez, me sentía desvanecer y morir mil
veces- Sonrió al recordar- ¿Que tonta no? Acabe en dos segundos y ni siquiera
me di cuenta. Sergio levanto la cabeza y me sonrió y yo me avergoncé un poco,
subió hacia mis labios y me beso con dulzura, sentí mi sabor en sus labios,
luego abrió mis piernas y me fue penetrando con suavidad, no me dolió tanto
como yo pensaba, era un dolor placentero, no sé cómo explicarte, con cada
movimiento de él mi cuerpo temblaba bajo su cuerpo, me besaba y acariciaba
entera y yo disfrutaba de cada segundo. Sergio acabo dentro mío mientras
respiraba el aroma de mi cabello, me sostuvo pegada a él, acariciando mis
muslos, luego me beso y me dijo “Sos hermosa sobrina”, yo me sentía volar, me
sentía plena y feliz ¿Sabes? Cuando llego mi madre tenía miedo de mirarla y que
descubra lo que había pasado, en cambio Sergio se movía y actuaba con mucha
naturalidad, cada tanto nuestras miradas se encontraban y me ponía a temblar
como una tonta.
4
meses duraron esos encuentros, me pasaba a buscar por el colegio y nos íbamos a
un hotelito feo… Lo ame tanto, que tonta. Un día mi madre me fue a buscar al
colegio sin avisarme y nos vio juntos, no se acercó, no dijo nada, solo nos
observó y siguió en silencio, nosotros fuimos al mismo hotel de siempre, al
entra comenzamos a besarnos desesperadamente, como siempre, con necesidad del
otro hasta que sonó mi teléfono, era un mensaje de mi mamá donde me decía que
nos esperaba en casa a los dos, mi cuerpo entero comenzó a temblar y las
lágrimas comenzaron a salir de mis ojos sin contenerme, Sergio agarro mi
teléfono y leyó el mensaje, no dijo nada, solo me abrazo y me dijo que todo iba
a salir bien, que no me preocupara, pero que era mejor que vayamos a mi casa.
Una vez allí, mi madre estaba furiosa, jamás la había visto así, al verme se
abalanzo sobre mí y me golpeo con fuerza, Sergio la saco de encima mío y ella
le dio un cachetazo y empezó a gritarle cosas incomprensibles, él trabaja de
calmarla y yo lloraba si poder parar, mi madre me envió a mi cuarto y una vez
ahí vi mi habitación desparramada, todas las cosas tiradas, mi ropa no estaba,
había fotos rotas y cosas arruinadas, baje corriendo y le pregunte donde
estaban mis cosas, ella volvió a abalanzarse sobre mí y mientras me pagaba me
dijo que a partir de ese día para ella Sergio y yo estábamos muertos y que me
vaya de esa casa, Sergio se acercó a mí, me agarro de la mano y me saco de la
casa, antes de irme quise acercarme a Pablo, pero mi madre no me dejo, desde
ese día que no lo veía, yo me fui a vivir con mi abuela paterna, Sergio decidió
que era mejor no seguir, que yo era
menor de edad y que si mi madre hacia la denuncia él podía ir a la cárcel, yo
le suplique que no me deje, que por favor no se vaya pero él se fue, hace poco
me entere que está casado y tiene una hija, cosas de la vida ¿no?- Me dijo
mirando nuevamente hacia la ventana.
Moira tenía los ojos llenos de lágrimas y por un momento vi
a la niña que había sido abandonada por el hombre que amaba y por su madre, la
vi vulnerable, necesitada de amor, entonces me acerque a ella y la bese mil
veces sobre el cabello, su rostro perfecto, sus labios y la acune en mis
brazos, quería protegerla, sacarle todo el dolor y amarla por ellos que no
supieron ver su amor.
No quise seguir preguntándole, al menos no por ahora, el
paso ya lo dio ahora necesita estar tranquila, ya seguirá contándome si es que
así lo desea, no voy a presionarla.
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