Con José no fuimos a un restaurante como yo pensaba, fuimos
a su casa, la verdad es que fue una sorpresa gratificante, desde el tiempo que
lo conozco nunca nos había llevado a su casa, pero nunca le preguntamos el
motivo, lo cierto es que estábamos todos muy a gusto en la casa de Moira. La
casa de José era pequeña y sencilla, al entrar había un pasillo que daba a dos
puertas, un pequeño baño y una habitación amplia, siguiendo por el pasillo
estaba el living, donde había una mesa mediana con 4 sillas, hacia la derecha
había un gran sillón beige frente a una amplia tele de plasma y hacia la
izquierda una isla que separaba el living de la cocina, la casa era blanca y
cálida, estaba perfectamente decorada y muy limpia, no me imaginaba a José tan
ordenado.
-
Tengo una señora que viene y ordena mi casa- Me
dijo respondiendo a una pregunta que no había formulado- Espero que no te
moleste que te haya traído a mi casa, creo que es más privado, hoy no quiero
compartirte con nadie. Veni, acompáñame a la cocina así cocino- Me agarro de la
mano y me hizo sentar unos taburetes altos junto a la isla, en la barra había
dos copas de vino, dos de champagne. José se desempeña muy bien en la cocina,
tiene unas manos habilidosas para el arte culinario, sabe cómo deleitarnos con
sus platos, además verlo cocinar era extremadamente erótico, sus manos me
seducían inefablemente. - ¿Quieres un poco de vino?- Asentí fascinada por la
vista que tenia de él, de sus ojos a
través de sus lentes, de sus labios carnosos
y sensuales, tenía ganas de morder esa boca y hacerla mía, de lamer uno a uno
sus dedos, estaba extremadamente excitada y él aún no me había tocado. Me
sirvió un sabroso vino tinto de aromas y sabores frescos y frutados, muy suave
al paladar, con taninos dulces y cuerpo ágil, me dijo que era ideal para
acompañar el primer plato, ensalada de escarola con cubitos de queso parmesano
nueces triturada y un toque de miel, el sabor del vino resaltaba los sabores de
la ensalada haciéndola irresistible. En cada bocado o sorbo que daba José me
miraba y me hacía humedecer un poco más tiene en mí el mismo poder que tiene
Moira, ambos me encienden y me hacen perder…
Mientras se preparaba el primer plato, Carne asada con finas
hierbas, nos fuimos a sentar a la mesa, previamente preparada, esta vez
con un Protos, un vino de color cereza picota, aroma frutas negras,
elegantes, potentes y maduras, los platos, dos copas limpias de vino, un
florero con una sola rosa roja, José puso un CD de Sacro Coure , mi preferida y
se sentó frente a mí, y nos pusimos a hablar de banalidades, aún no era el
momento para ponernos serios y hablar sobre qué es lo que le pasa con Moira y
de mi miedo a perderlos, cuando llego el momento de mi canción favorita del CD,
José se puso de pie, me agarro la mano y me levanto de la silla, me beso muy
despacio en los labios, abrazo mi cintura y comenzamos a bailar, lentamente al
ritmo de esa melodía tan romántica, me acerque a su cuello, cerré los ojos y comencé a respirar su aroma, olía
tan bien, entonces sin darme cuenta, las lágrimas comenzaron a salir de mis
ojos, me sentía plena, feliz pero al mismo tiempo me sentía superada por tantas
emociones, José al notar mis lágrimas levanto mi cara con las dos manos y me
beso apasionadamente, todo mi cuerpo cayo rendido a su contacto necesitaba
sentirlo dentro mío, lo necesitaba imperiosamente, pero él me detuvo
dulcemente y me dijo.
-
Después de cenar vas a ser mía y hoy no pienso compartirte con nadie, no
llores, por favor.
Luego de cenar José abrió una botella
de champagne, lleno ambas copas y me dio una, brindamos en silencio, nos
mediamos en silencio, sin hablar, solo sintiéndonos y saboreando el momento.
-
Te quiero- me dijo en un momento en que el
silencio se estaba haciendo inmenso y con esa palabra se fueron todos mis
miedos, me acerque a él tanto como pude, lo miré a los ojos infinitamente y lo
abrace fuertemente.
-
No puedo prometerte nada- le dije
-
Lo sé, Moira te tiene hechizada – ¡No, no! no
quería hablar de eso en este momento, quería que todo esto siga siendo
perfecto.
-
Moira no tiene nada que ver en todo esto, por
favor, no hablemos de ella, disfrutemos de este momento, por favor.
-
Está bien, hoy es tu noche- Me dijo. Volvió a
llenar nuestras copas mientras la música seguía sonando suavemente- Él se puso
nuevamente de pie, se acercó a mí, se arrodillo a mi lado y con sus manos me llevo a sus labios y en esa
postura tan incómoda me beso, luego nos pusimos de pie y el beso se prolongó
hasta convertirse en un solo deseo, las ganas y las ansias de poseernos
invadieron nuestros cuerpos, sus manos acariciaban mis muslos levantando
ágilmente el vestido, acariciaba y apretaba mi cola con devoción mientras sus
labios recorrían mi cuello haciéndome estremecer , nuestras respiraciones
estaban cada vez más agitadas, José me levanto en sus brazos con mis piernas
rondando su cintura y me acostó sobre la mesa, me bajo los breteles del vestido
y acaricio mis pechos erectos, luego los lamio uno a uno para luego soplar
sobre ellos, mi espalda se arqueaba ante esa sensación tan maravillosa, José se
quitó la camisa paso sus manos por mi cintura y me atrajo hacia él, el vello
que tiene en el pecho me hizo cosquillas pero no me importo, sus labios besaban
mi boca mientras sus manos me quitaban la tanga, luego mientras me miraba a los
ojos introdujo un dedo dentro de mí y lo movió pausadamente, así una y otra
vez, me estaba haciendo enloquecer de placer, con mis piernas lo atraje hacia
mí para sentir su hombría sobre mi sexo, estaba deliciosamente duro, mis manos
bajaron el cierre de su pantalón liberando de esa forma a su maravilloso pene
-
Tranquila- me dijo en un susurro- Hoy voy
hacerte el amor- y dicho esto me penetro tan dulcemente que me sentí morir, su
cuerpo se movía paulatinamente, éramos solo uno, entraba y salía dentro de mí,
mientras me besaba con ímpetu, sus manos acariciaban mi rostro, mi espalda,
toda mi piel, mi orgasmo llego llenando la habitación de lujuria, mi cuerpo
cayo hacia atrás y él se apoyó en mi
lamiendo mis pechos, luego sin salir de mi interior me levanto de la mesa y me
llevo a su pieza, me deposito sobre la cama y siguió moviéndose rítmicamente,
yo orgasmo se hacía cada vez más intenso, él no dejaba de besarme y yo lo
sujetaba con todo mi cuerpo para que siga haciéndome el amor, acabe mil veces y
mil veces más me excitaba, José salió de mí y con su lengua recorrió desde mis
pechos hasta mi sexo, lamia con desesperación y mi cuerpo se contorsionaba a
causa del placer. Necesitaba más, con un ágil movimiento de mi parque me subí
encima de él y me hinque sobre su pene, comencé a moverme y a zarandear mis
pechos sobre su boca para que los chupe y los succione con fuerza, Esta vez
nuestro orgasmo llegaron juntos, haciendo eco en la habitación, caí sobre su
pecho, él me abrazo y beso mis cabellos desordenados, nos quedamos así un
tiempo infinito hasta que él comenzó a Hablar.
-
No sé por cuanto tiempo voy a poder aguantar
todo esto
Todos mis miedos volvieron a
aparecer
-
¿Esto? ¿Esto qué?- pregunte en apenas un susurro
-
Esto que Moira quiere, lentamente te está alejando
de la realidad, quiere alejarte de mí,
te quiere para ella.
-
Estas siendo completamente irracional José, no
es así, Moira nos quiere a ambos, con ella disfrutamos cosas que jamás creíamos
disfrutar, es mágica, ¿cómo puede ser que no lo veas?- le dije saliendo de él y
acostándome a su lado.- José, disfruta esto que tenemos, no lo estropees, yo
hablaré con ella, le pediré que no vuelva a excluirte.
José respiro profundo, me abrazo nuevamente y me dijo
-
No podes entenderme, porque no podes ver la
realidad, vos antes eras distinta, desde que la conociste a ella cambiaste
mucho
-
¿Cómo podes saber cómo era antes si apenas me
hablabas José?
-
Te veía, te observaba, antes eras… Más normal.
-
¿Normal? José creo que te estas yendo al carajo.
Soy una mujer como cualquier otra, disfruto del sexo, de la compañía, soy como
cualquier persona.
-
No era eso lo que quería decir, antes eras más
dulce, cuando me hablabas miraba tus ojos y eran más dulces, ahora solo veo una
famme Fatal, extraño esa mujer dulce y cariñosa que eras. Te conocía aunque
apenas hablábamos. Moira está haciendo de vos su juguete y vos no lo ves y eso
me desespera, claro que disfruto estando con Uds., me gusta y la paso bien,
pero allá afuera hay más, no es solo sexo
-
Moira no me trata como un juguete, me trata como
una mujer que tiene ganas de experimentar sensaciones ocultas, me enseña a
disfrutar de mi cuerpo y a vivir mis deseos. José, por favor, no te vayas, los
necesito a ambos, te necesito.
José acaricio mi rostro, me beso nuevamente, sus labios
recorrían los míos con mucha delicadeza, luego abrió los ojos y me dijo
-
No puedo prometer cuanto tiempo podré manejar
esto.
-
José, por favor, no digas más nada, sigamos
disfrutando de nuestra noche, el tiempo dirá.
José se levantó de la cama y se
puso nuevamente el pantalón, fue a la cocina y trajo las copas de champagne
llenas e hicimos el amor toda la noche.
Cuando se durmió me puse a pensar
en todas las cosas que habían pasado, me siento confundida quiero a José con
todas mis fuerzas y saber que me quiere me hace bien, pero ¿y Moira? ¿Sabrá
ella lo que es amar? ¿Habrá amado alguna vez? Yo amo, amo a estas dos personas
que me completan fehacientemente y voy hacer todo lo que esté a mi alcance para
no perder a ninguno de los dos ¿Será acaso posible, combinar el amor y el deseo
con dos personas tan distintas?
Ojala nunca llegue el momento de
tener que elegir porque no sabría qué hacer con todo esto que siento.