martes, 7 de mayo de 2013

El Mar

Es de noche, estoy en mar, lo sé porque siento el ruido del mar a lo lejos hay luz tenue y un olor dulce y empalagoso me envuelve, siento frió
 pero estoy tranquila, la curiosidad es más fuerte que el temor. 
A lo lejos puedo distinguir la silueta de mujer, veo como su cabello se mueve a causa del viento y doy por sentado que es Moira, esta desnuda y lleva una vela en la mano ¿qué esta haciendo? Va caminando, hacia un grupo a personas con capas oscuras, ellos están en círculo observando a alguien que yace en el suelo, solo viste un vestido blanco y transparente, no lleva ropa interior; no distingo quien es. No entiendo que está pasando, pero me acerco lentamente, nadie parece percibir mi presencia.
Moira se sitúa en el centro, junto al cuerpo inerte, y con un movimiento que me pareció extremadamente sexi deja caer la cera caliente de la vela sobre la víctima y esta se retuerce y grita de dolor, me asusto, grito, pero la voz no me sale, quiero correr pero estoy inmóvil.
Moira sonríe y con un gesto de sus manos las personas se quitan la capa, son todos hombres, puedo ver sus erecciones, todos comienzan a masturbarse a la vez, la escena me excita rápidamente, pero sigo observando. Moira desnuda a la mujer y comienza a besarla lentamente, como lo hizo conmigo, e increíblemente siento celos, unos celos locos y enfermizos quiero sacarla de ahí y besarla desesperadamente, pero sigo sin poder moverme, desvío la mirada hacia los hombres que siguen masturbándose, mueven sus manos siguiendo el contorno de sus sexos, duros, s exquisitos, deseo lamerlos, sentirlos en mi boca, necesito tocarlos, succionarlos una y otra vez, estoy muy mojada, necesito terminar con esta tortura, pero el grito de una mujer me hace voltear la mirada y veo como el orgasmo de la mujer del suelo retumba en el aire y me hace vibrar, todo empieza a ocurrir muy rápido y los hombres se acercan más a Moira y a la otra mujer y comienzan a penetrarlas, fuerte, duro, con mucha violencia y desesperación, ellas gritan de placer, yo quiero lo mismo, pero nadie me ve, necesito ver más de cerca y me acerco a la otra mujer, quiero saber quién es.
La veo y lo veo todo claro, soy yo. La otra mujer soy yo, estoy bañada en sudor y sexo, tengo a dos hombres a mi merced uno de ellos me esta `penetrando con fuerza, apretándome los pechos, lamiéndome el cuerpo, el otro hombre me besa en los labios, su lengua juega con la mía, luego se arrodilla ante mí y me apunta con su falo grande, grueso y perfecto, lo observo fascinada, le paso la lengua por el contorno haciendo un recorrido por sus venas, una y otra vez, para luego meterla en mi boca para poder succionarla, cierro los ojos para así apreciar las sensaciones que experimentan mi cuerpo, el hombre que está en mi boca gime entonces comienzo a chuparlo con más precisión, envolviendo su glande con mi lengua y absorbiendo suavemente, siento como su deseo va subiendo y sigo chupando sin clemencia, llena mi boca de sus jugos y se estremece . El primer hombre me pone encima de él, ahora la que tiene el control soy yo, comienzo a moverme con movimientos rítmicos, lo hago pausadamente para poder ver sus gestos, pongo mis pechos a la altura de su lengua, él entiende enseguida cual es mi deseo, con sus manos aprieta y junta mis pechos y con su lengua lame mis pezones, ellos se tensan y se ponen duros, los lame despacio, suavemente, entonces bajo el ritmo aun más y me muevo al compás de su lengua, es maravilloso, me besa y acaricia en los puntos más calientes, y mi cuerpo se contrae en pequeños espasmos, la electricidad me recorría el cuerpo y la mente lo bese en los labios, lo muerdo y lo disfruto, sus boca es carnosa y su lengua suave y jugosa, me hace enloquecer. Moira me mira a los ojos mientras los hombres que estaban con ella acaban sobre su cuerpo perfecto, ella me sonríe y se acerca a nosotros, tiene una mirada lasciva y deseosa, esta excitada, puedo notarlo, ella se pone de pie ante la mirada de él, abre sus piernas y su sexo carnoso queda ante la vista del hombre que tengo entre mis piernas y se sienta sin dejar de mirarme en su boca, Moira esta frente de mí, seductora, transpirada e insatisfecha, ella desea más y yo quiero que acabe conmigo.
Ella me besa, y acaricia mis tetas, mientras se bambolea sobre la lengua de él y yo sobre el pene erecto de este dios griego, nos movemos ambas al compás de nuestras ganas, los labios de ella me hacen perder en un mundo de sensaciones extraordinaria y mi orgasmo llega junto con el de él, fuerte, me hace temblar, ella vuelve a sonreír, se levanta y me entrega su sexo rosa, el hombre y yo nos miramos y nos acercamos a ella, ambos le pasamos la lengua sobre su clítoris delicioso, le meto dos dedos dentro de ella, que la hace gemir, los muevo dentro y fuera, rápido y despacio, nuestras lenguas juegan y se entrelazan, lo beso y me besa y ella se entrega a nosotros ciegamente, está a punto de acabar, entonces mis movimientos son más rápidos y precisos, Moira grita, se retuerce de placer y yo me despierto, transpirada, excitada, y completamente confundida, ese sueño fue muy real, pude sentir y ver cada uno de sus cuerpos… Y ahora me encuentro sola, en mi casa, sentada sobre las sabanas, pensando en que mi demonio pelirrojo se a dueño de mis sueños, desde que la conocí es mi perdición pero no puedo sacarla de mi cabeza.

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