martes, 7 de mayo de 2013

El Micro.

- Necesitamos vacaciones- Dijo Moira saliendo de la ducha. Su pelo rojizo caía sobre sus pechos mientras las gotas del agua se deslizaban por el escote de la bata de algodón, dejándole una estela brillosa sobre la piel. Me quede mirándola de arriba abajo, miraba sus ojos, observaba como sus labios se movían al hablar, contemplaba sus manos entre la toalla mientras secaba su pelo, ojeaba su cuerpo perfecto, sus piernas y sus pies descalzos, era perfecta.
- ¿Me estas escuchando?- Me dijo, sacándome de mis pensamientos y las ganas que ya estaba notando entre mis piernas
- Sí, la necesitamos, ¿dónde queres ir?
- Al mar- La escuche decir mientras se iba a la cocina. Me gustaba la idea de ir al mar con ella, sabía que esas vacaciones iban a ser otra forma de divertirnos y de disfrutar del sexo, aunque la verdad es que eso lo disfrutábamos bastante en cualquier sitio, pero esto me daba la sensación que iba a ser memorable.
Moira volvió de la cocina con dos copas largas y finas llenas de champagne, me dio una y brindamos en silencio. Las burbujas siempre me hacen perder el control, me desinhibe y se lleva el pudor lejos de la realidad, podría decir que eso es Moira para mí, un delicioso y afrodisíaco champagne, el más fino y elegante. Mi amiga se quitó la bata y quedo desnuda delante de mí, siempre hacia eso y creo que lo hacía porque sabía lo que despertaba en mí, aun así seguía hablando, mientras yo la observaba sentada sobre el sillón negro.
Quedamos en sacar un pasaje en micro para ir a Valeria del Mar esa misma noche, allá ella tenía amigos que nos prestaba la casa para hospedarnos, me dijo que era una casita chiquita, estilo cabaña, pero que estaba bien para pasar un fin de semana.
Si hay algo que no me gusta de los viajes es hacer las valijas, nunca sé que llevar y siempre termino llevando cosas que no uso pero bueno, íbamos por 3 días no iba a pensar demasiado, agarre un vestido negro cortito por si salíamos a algún lado y luego ropa de playa, biquini, polleras de jean y muchísimas remeras.
En la fila para subir al micro la gente observaba anonadada a mi amiga, llevaba puesto un vestido blanco ajustado al cuerpo, unas sandalias de tacón alto y unas gafas de sol negras, cabello suelto y despeinado, estaba realmente exquisita como siempre, Moira se acercó a mí, se sacó las gafas y me miro a los ojos. –Nos vamos a divertir- me dijo, luego paso su lengua por mis labios y yo respondí abriendo mi boca y tomándola de la nuca la atraje sobre mi cuerpo y la bese, los hombres del alrededor contuvieron el aliento y ella sonrió subiendo al micro y meneando su cola. Este iba a ser un trayecto largo y por lo visto bastante sexy.
En el micro había aire acondicionado y los asientos se hacían una cama de una plaza, Moira se sentó al lado de la ventanilla y yo quede en el pasillo, detrás nuestro había un grupo de 3 chicos que no paraban de decir cosas, mi amiga no les prestaba atención aunque yo los miraba de reojo, ninguno era feo, eran atléticos, y vestían bastante bien, delante nuestro había una pareja de viejitos que pidieron cambiarse de asiento cuando nos vieron sentar y yo me alegre, porque conociendo a Moira sabía que este no iba a ser un trayecto muy tranquilo.
Las horas se hacían eternas, los chicos de atrás estaban durmiendo, mi amiga miraba por la ventanilla y yo me aburría, quería llegar ya mismo, aunque aún faltaba una hora y media más
- Me aburro- dijo Moira- Hagamos algo. ¿Algo como qué? Pregunte para mis adentros, entonces los ojos de ella brillaron, cómo hacen cada vez que tiene ganas de jugar, ella agarro mi mano derecha y la metió debajo de su vestido en el mismo momento que se acercaba a mis labios y los besaba con pasión, yo tenía la sensación que todo el micro nos miraba, pero para ser sincera ya no me importaba nada, ella me estaba llevando a nuestro mundo paralelo donde nada está prohibido, escuche a los lejos a uno de los chicos que estaba despertando a los demás, a causa de nuestros besos y sabía que estaban mirando. Moira estaba mojada, su tanga desprendía calor, mi mano, comenzó a hacer círculos cerrados sobre su clítoris y ella comenzó a acelerar la respiración, mientras tocaba mis pechos, en el micro ya no se oía nada, supongo que todos estaban conteniendo la respiración mientras miraban lo que sucedía. Los besos de ella me hacían desesperar, y mi sexo estaba mojado al igual que el de ella, metí un dedo dentro de su humedad y lo saque, repetí el procedimiento varias veces más y ella gemía en mi boca…
El colectivo se detuvo en una estación de servicio nos avisaron por el parlante que los que querían podían bajar, que iba a haber una parada de una hora por que había que cambiar el neumático que se había pinchado. La mayoría de la gente bajo a las corridas, creo que más de uno se había espantado de nosotras, pero Moira, yo y los chicos nos quedamos. Mis dedos seguían dentro de ella, quería darle placer, me gustaba verla entregada, sentirla excitada me encendía muchísimo, Los asientos eran incómodos, entonces ella me aparto un poco para bajar el respaldo y q el asiento se transforme en una maca, yo hice lo mismo con el mío, y una vez que ella se acostó, baje a sus pies y levante su vestido, los chicos de atrás estaban excitados, se veían su erección atreves de sus jeans y dos de ellos se apretaba sus miembros un las dos manos (eso era buena señal) me propuse a complacer a Moira, luego me ocuparía de ellos, Mi amiga tenía los ojos cerrados y movía sus caderas en círculo, estaba desesperada, podía notarlo, acaricie sus piernas, hasta llegar a su muslo, fue besando cada parte de ella con besos suaves y cuando llegué a su vagina completamente mojada, le aparte el tanga y lamí con decisión su sexo, desde el comienzo de su ano hasta el clítoris, así una y mil veces, luego introduje la lengua hasta adentro y ella gimió, al levantar la cabeza para verla, note que uno de los chicos tenía su pija afuera, larga, no muy gruesa pero tentadora, la masajeaba sobre la cara de Moira y ella estaba a punto de metérsela en la boca, los otros dos chicos lamían y apretaban sus pechos, mientras yo me entretenía entre sus piernas, verlos era erotizante, estaba completamente entregada y disfrutando de nosotros 4, en el micro solo se escuchaba nuestras respiraciones, estábamos todos viajando hacia el placer. Moira acabo en mi boca en el mismo momento que el chico al que se la chupaba, él acabo sobre el pecho de ella y los otros dos seguían masturbándose, esta vez con sus pijas afuera. Yo me encontraba extremadamente excitada y los otros dos chics lo notaron…
- Ahora te toca a vos- dijo mi bella amiga – Pero esta vez quiero ver cómo te cogen- Concluyo.
Estaba deseosa y caliente, los chicos se acercaron a mí, me desnudaron y me observaron, uno de ellos se acercó y me beso, el otro se puso detrás de mí, y comenzó a lamer mis vertebras, eso me hizo vibrar, apoyo toda su hombría entre mi nalga y apretó fuerte, el otro chico, el que tenía delante, se pudo a jugar con mis pechos, a morderme los pezones, a apretarlos y a saborearlos con desesperación, mientras el chico número dos, abría mis piernas y me penetraba con fuerza, estaba entregada y sabía que no iba a aguantar mucho, siempre había fantaseado estar con dos hombres, pero nunca, ni en mis más locas fantasías me hubiese imaginado que lo iba a hacer arriba de un micro con rumbo a Valeria del mar. El chico número uno se recostó sobre mi asiento y me hizo subir arriba, el número 2 salió de mi interior para seguirme a la butaca y sin darme cuenta o mejor dicho sin importarme mucho sentí como ambos entraban en mi sexo dilatado y empapado, tenía las dos pijas dentro mío, y no puedo explicar el placer que sentía, nunca antes había hecho algo así ni creía que se podía hacer, pero ahí me encontraba entregada a dos hombres a la vez, con dos pijas grandes y gordas en el mismo sitio uno arañaba mi espalda y el otro succionaba mis pezones, entonces comencé a moverme con desesperación, mi cuerpo comenzó a liberar adrenalina y ya nadie me podía parar, mi orgasmo llego fuerte y delicioso, me deje caer sobre el hombre que tenía debajo, agotada, satisfecha y eufórica. Cómo pude me levante, el hombre que estaba acostado se puso de pie y ambos seguían masturbándose, me senté en mi butaca y ambos se turnaron para entrar a mi boca, los tenia uno de cada lado, cada una de mis manos agarro sus sexos y empecé a masajearlos y a chuparlos por turno, hasta que se corrieron sobre mí, ensuciando mi cuerpo.
- Nunca me voy a cansar de verte coger- Me dijo mi amiga, mientras sonreía junto al amigo de mis amantes

No hay comentarios:

Publicar un comentario