lunes, 24 de junio de 2013

A una semana 2da parte

Con José no fuimos a un restaurante como yo pensaba, fuimos a su casa, la verdad es que fue una sorpresa gratificante, desde el tiempo que lo conozco nunca nos había llevado a su casa, pero nunca le preguntamos el motivo, lo cierto es que estábamos todos muy a gusto en la casa de Moira. La casa de José era pequeña y sencilla, al entrar había un pasillo que daba a dos puertas, un pequeño baño y una habitación amplia, siguiendo por el pasillo estaba el living, donde había una mesa mediana con 4 sillas, hacia la derecha había un gran sillón beige frente a una amplia tele de plasma y hacia la izquierda una isla que separaba el living de la cocina, la casa era blanca y cálida, estaba perfectamente decorada y muy limpia, no me imaginaba a José tan ordenado.
-          Tengo una señora que viene y ordena mi casa- Me dijo respondiendo a una pregunta que no había formulado- Espero que no te moleste que te haya traído a mi casa, creo que es más privado, hoy no quiero compartirte con nadie. Veni, acompáñame a la cocina así cocino- Me agarro de la mano y me hizo sentar unos taburetes altos junto a la isla, en la barra había dos copas de vino, dos de champagne. José se desempeña muy bien en la cocina, tiene unas manos habilidosas para el arte culinario, sabe cómo deleitarnos con sus platos, además verlo cocinar era extremadamente erótico, sus manos me seducían inefablemente. - ¿Quieres un poco de vino?- Asentí fascinada por la vista que tenia  de él, de sus ojos a través  de sus lentes, de sus labios carnosos y sensuales, tenía ganas de morder esa boca y hacerla mía, de lamer uno a uno sus dedos, estaba extremadamente excitada y él aún no me había tocado. Me sirvió un sabroso vino tinto de aromas y sabores frescos y frutados, muy suave al paladar, con taninos dulces y cuerpo ágil, me dijo que era ideal para acompañar el primer plato, ensalada de escarola con cubitos de queso parmesano nueces triturada y un toque de miel, el sabor del vino resaltaba los sabores de la ensalada haciéndola irresistible. En cada bocado o sorbo que daba José me miraba y me hacía humedecer un poco más tiene en mí el mismo poder que tiene Moira, ambos me encienden y me hacen perder…
Mientras se preparaba el primer plato, Carne asada con finas hierbas, nos fuimos a sentar a la mesa, previamente preparada, esta vez con  un Protos, un vino  de color cereza picota, aroma frutas negras, elegantes, potentes y maduras, los platos, dos copas limpias de vino, un florero con una sola rosa roja, José puso un CD de Sacro Coure , mi preferida y se sentó frente a mí, y nos pusimos a hablar de banalidades, aún no era el momento para ponernos serios y hablar sobre qué es lo que le pasa con Moira y de mi miedo a perderlos, cuando llego el momento de mi canción favorita del CD, José se puso de pie, me agarro la mano y me levanto de la silla, me beso muy despacio en los labios, abrazo mi cintura y comenzamos a bailar, lentamente al ritmo de esa melodía tan romántica, me acerque a su cuello, cerré  los ojos y comencé a respirar su aroma, olía tan bien, entonces sin darme cuenta, las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos, me sentía plena, feliz pero al mismo tiempo me sentía superada por tantas emociones, José al notar mis lágrimas levanto mi cara con las dos manos y me beso apasionadamente, todo mi cuerpo cayo rendido a su contacto necesitaba sentirlo dentro mío, lo necesitaba imperiosamente, pero él me detuvo dulcemente  y me dijo.
-          Después de cenar vas a ser mía y  hoy no pienso compartirte con nadie, no llores, por favor.
Luego de cenar José abrió una botella de champagne, lleno ambas copas y me dio una, brindamos en silencio, nos mediamos en silencio, sin hablar, solo sintiéndonos y saboreando el momento.
-          Te quiero- me dijo en un momento en que el silencio se estaba haciendo inmenso y con esa palabra se fueron todos mis miedos, me acerque a él tanto como pude, lo miré a los ojos infinitamente y lo abrace fuertemente.
-          No puedo prometerte nada- le dije
-          Lo sé, Moira te tiene hechizada – ¡No, no! no quería hablar de eso en este momento, quería que todo esto siga siendo perfecto.
-          Moira no tiene nada que ver en todo esto, por favor, no hablemos de ella, disfrutemos de este momento, por favor.
-          Está bien, hoy es tu noche- Me dijo. Volvió a llenar nuestras copas mientras la música seguía sonando suavemente- Él se puso nuevamente de pie, se acercó a mí, se arrodillo a mi lado y  con sus manos me llevo a sus labios y en esa postura tan incómoda me beso, luego nos pusimos de pie y el beso se prolongó hasta convertirse en un solo deseo, las ganas y las ansias de poseernos invadieron nuestros cuerpos, sus manos acariciaban mis muslos levantando ágilmente el vestido, acariciaba y apretaba mi cola con devoción mientras sus labios recorrían mi cuello haciéndome estremecer , nuestras respiraciones estaban cada vez más agitadas, José me levanto en sus brazos con mis piernas rondando su cintura y me acostó sobre la mesa, me bajo los breteles del vestido y acaricio mis pechos erectos, luego los lamio uno a uno para luego soplar sobre ellos, mi espalda se arqueaba ante esa sensación tan maravillosa, José se quitó la camisa paso sus manos por mi cintura y me atrajo hacia él, el vello que tiene en el pecho me hizo cosquillas pero no me importo, sus labios besaban mi boca mientras sus manos me quitaban la tanga, luego mientras me miraba a los ojos introdujo un dedo dentro de mí y lo movió pausadamente, así una y otra vez, me estaba haciendo enloquecer de placer, con mis piernas lo atraje hacia mí para sentir su hombría sobre mi sexo, estaba deliciosamente duro, mis manos bajaron el cierre de su pantalón liberando de esa forma a su maravilloso pene
-          Tranquila- me dijo en un susurro- Hoy voy hacerte el amor- y dicho esto me penetro tan dulcemente que me sentí morir, su cuerpo se movía paulatinamente, éramos solo uno, entraba y salía dentro de mí, mientras me besaba con ímpetu, sus manos acariciaban mi rostro, mi espalda, toda mi piel, mi orgasmo llego llenando la habitación de lujuria, mi cuerpo cayo hacia atrás  y él se apoyó en mi lamiendo mis pechos, luego sin salir de mi interior me levanto de la mesa y me llevo a su pieza, me deposito sobre la cama y siguió moviéndose rítmicamente, yo orgasmo se hacía cada vez más intenso, él no dejaba de besarme y yo lo sujetaba con todo mi cuerpo para que siga haciéndome el amor, acabe mil veces y mil veces más me excitaba, José salió de mí y con su lengua recorrió desde mis pechos hasta mi sexo, lamia con desesperación y mi cuerpo se contorsionaba a causa del placer. Necesitaba más, con un ágil movimiento de mi parque me subí encima de él y me hinque sobre su pene, comencé a moverme y a zarandear mis pechos sobre su boca para que los chupe y los succione con fuerza, Esta vez nuestro orgasmo llegaron juntos, haciendo eco en la habitación, caí sobre su pecho, él me abrazo y beso mis cabellos desordenados, nos quedamos así un tiempo infinito hasta que él comenzó a Hablar.
-          No sé por cuanto tiempo voy a poder aguantar todo esto
Todos mis miedos volvieron a aparecer
-          ¿Esto? ¿Esto qué?- pregunte en apenas un susurro
-          Esto que Moira quiere, lentamente te está alejando de la realidad,  quiere alejarte de mí, te quiere para ella.
-          Estas siendo completamente irracional José, no es así, Moira nos quiere a ambos, con ella disfrutamos cosas que jamás creíamos disfrutar, es mágica, ¿cómo puede ser que no lo veas?- le dije saliendo de él y acostándome a su lado.- José, disfruta esto que tenemos, no lo estropees, yo hablaré con ella, le pediré que no vuelva a excluirte.
José respiro profundo, me abrazo nuevamente y me dijo
-          No podes entenderme, porque no podes ver la realidad, vos antes eras distinta, desde que la conociste a ella cambiaste mucho
-          ¿Cómo podes saber cómo era antes si apenas me hablabas José?
-          Te veía, te observaba, antes eras… Más normal.
-          ¿Normal? José creo que te estas yendo al carajo. Soy una mujer como cualquier otra, disfruto del sexo, de la compañía, soy como cualquier persona.
-          No era eso lo que quería decir, antes eras más dulce, cuando me hablabas miraba tus ojos y eran más dulces, ahora solo veo una famme Fatal, extraño esa mujer dulce y cariñosa que eras. Te conocía aunque apenas hablábamos. Moira está haciendo de vos su juguete y vos no lo ves y eso me desespera, claro que disfruto estando con Uds., me gusta y la paso bien, pero allá afuera hay más, no es solo sexo
-          Moira no me trata como un juguete, me trata como una mujer que tiene ganas de experimentar sensaciones ocultas, me enseña a disfrutar de mi cuerpo y a vivir mis deseos. José, por favor, no te vayas, los necesito a ambos, te necesito.
José acaricio mi rostro, me beso nuevamente, sus labios recorrían los míos con mucha delicadeza, luego abrió los ojos y me dijo
-          No puedo prometer cuanto tiempo podré manejar esto.
-          José, por favor, no digas más nada, sigamos disfrutando de nuestra noche, el tiempo dirá.
José se levantó de la cama y se puso nuevamente el pantalón, fue a la cocina y trajo las copas de champagne llenas e hicimos el amor toda la noche.
Cuando se durmió me puse a pensar en todas las cosas que habían pasado, me siento confundida quiero a José con todas mis fuerzas y saber que me quiere me hace bien, pero ¿y Moira? ¿Sabrá ella lo que es amar? ¿Habrá amado alguna vez? Yo amo, amo a estas dos personas que me completan fehacientemente y voy hacer todo lo que esté a mi alcance para no perder a ninguno de los dos ¿Será acaso posible, combinar el amor y el deseo con dos personas tan distintas?
Ojala nunca llegue el momento de tener que elegir porque no sabría qué hacer con todo esto que siento.


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