miércoles, 18 de septiembre de 2013

Amores contrariados

Moira se levantó antes, en esta mañana de sol cálido y creo que fue ahí, donde se dio cuenta que algo me pasaba. 
-¡Feliz cumpleaños!- me dijo mientras me daba uno de esos besos que ella sabe dar
Mi cumpleaños… Hubiese preferido que sea cualquier otro día, no me sentía con fuerzas como para festejar, pensaba en José y la maravillosa noche que pase en su casa. Lo estaba perdiendo y eso me sacaba de mi eje.
-Estas muy pensativa- Me dijo Moira de pie al lado de la cama- ¿Tengo que preocuparme?- Pregunto entornando los ojos, entonces sonreí, ¡era tan bella! La agarre de la mano y la tire en la cama, me subí en ella y la bese con absoluta necesidad, su boca era tan dulce, nuestras lenguas jugaban entre sí, entrelazándose y entregándose al deseo, agarre sus dos manos y las sujete sobre su cabeza para que no pueda moverlas y la presione bajo mí cuerpo, primero respiré su cabello, luego su cuello (Te quiero, la voz de José hacía eco en mí) la miré a los ojos y en ellos vi deseo, me acerque a sus labios de terciopelo (No me dejes) y los lamí Moira abrió los labios para recibir mi beso pero no la bese, sus ojos brillaron, baje nuevamente por su cuello besando cada centímetro de ella, (Sacro coure sonando y nosotros bailando, sus manos acariciaban mi cintura, Te quiero, me decía) hasta llegar a sus pechos, una vez ahí mi lengua lamio sus pezones los cuales se pusieron duros al contacto y suspire en ellos, sus pechos me gustan mucho, son rosados y deliciosos, me entretuve en ellos un largo tiempo, lamiendo, chupando, mordiendo, Moira gritaba de placer, estaba entregada (Sentía a José dentro de mí, no me dejes, me repetía) libere sus manos y con las mías comencé a acariciar su piel, mi boca seguía jugando, bajaba por su abdomen hasta llegar a su pubis, ahí me detuve, la respiré impregnándome de su aroma tan peculiar, lamí su sexo y ella se retorció bajo mis manos, mi boca encerró su clítoris y mí lengua comenzó a formar circulitos cada vez más cerrado para luego exhalar sobre él, mi aliento caliente sobre su sexo la hacía enloquecer, mis manos apretaban sus pezones duros y erectos y yo necesitaba de eso, de sus jugos, sus pechos perfectos, de sus orgasmos, en cierta forma quería que ella disfrute todo lo que yo disfrute a su lado (José me besa y baila dentro de mí, mis gemidos inundan la habitación y sus ojos me miran con amor), Moira grito mi nombre y presiono mi boca junto a su clítoris y llenándome de ella
-Da gusto comenzar el día así, no sé qué es lo que te pasa, pero me gusta cuando sos así de caliente- Dicho eso se levantó, fue al vestidor y cuando volvió me entrego un paquete- Feliz cumple- me dijo nuevamente, dentro de la caja había un vestido de ceda negro abierto en la espalda hasta el comienzo de la cola, largo hasta las rodillas, una máscara roja y negra, una venda negra, y un par de zapatos altos.- Son para esta noche, en tu fiesta.
¡Dios! Es increíble cómo logra darme curiosidad, inconscientemente mi cuerpo se tensó y mi sexo comenzó a hacerme cosquillas, mi cuerpo estaba dividido en dos, por una parte el deseo desenfrenado me carcomía la piel y esa parte donde la necesidad es imperiosa y no hay nada ni nadie que pueda frenarla, y por el otro José, el amor y la necesidad de sentirme amada y protegida, es una lucha constante y no estoy segura si podre con tantos sentimientos contrariados.
El día iba a ser largo y yo ya estaba agotada, mi mente no me daba tregua y Moira tampoco, que caminaba de un lado para el otro hablando por teléfono organizando lo que sería mi fiesta, no entiendo porque tanto lio por un simple cumpleaños, no es tan importante, solo es un número más. De la fiesta no sé nada, ni ella ni José me quisieron decir nada, (al menos ellos siguen teniendo complicidad) solo sé que vamos a almorzar los tres juntos y que a la noche nos vamos a otro lado, tengo curiosidad y un miedo irracional.
A la hora del almuerzo vino José y para mi sorpresa (poco favorable) vino con Bianca, ella me abrazo más fuerte de lo que me hubiese gustado y me deseo un feliz cumpleaños, José hizo lo mismo, pero su abrazo fue mucho más suave y cuando sus labios rosaron mi cuello todo mi cuerpo tembló
- ¡Feliz cumpleaños amor!- me dijo me abrace más a él y las lágrimas comenzaron a salir sin previo aviso- Nunca te olvides cuanto te quiero. Bianca carraspeó para demostrar que ella estaba ahí, junto a nosotros, instantáneamente José me soltó y eso fue como una puñalada para mí, ella sonrió como quien no quiere la cosa y me dio un paquete de regalo
- Espero te guste- me dijo con sus sonrisa hipócrita de siempre, era un cannel N 5 el perfume preferido de José. – José me dijo que era tu preferido, gracias por invitarme a tu fiesta.
José sonrió y me guiño un ojo
-Este es mío- y me entrego un sobre- Mejor míralo cuando estés sola
Moira llego en el momento justo en que la rubia ponía mala cara por el regalo de José.
-Qué bueno que ya llegaron, ¡Bianca estas preciosa!- y ambas se dieron un abrazo fue entonces cuando observe a Bianca, era verdad estaba preciosa, vestía una falda tubo negra con una camisa de mangas cortas que marcaba sus perfectas curvas, unos zapatos perfectos con el cabello rubio recogido. – Nos sentamos, ya pedí la comida, desde que José no vive con nosotras el delivery se volvió una costumbre- dijo agarrando el brazo la rubia perfecta, riendo mientras caminaban a la mesa.
- ¿Estas bien?- Pregunto viendo mi cara
-Estoy bien- Mentí.
Apenas almorcé, la comida no era más que unas empanadas de humita, carne y jamón y queso y como siempre el vino blanco preferido de mi amiga, ellos no paraban de hablar y reír y yo no veía la hora que el día acabe para poder irme a dormir, pero eso parecía un poco difícil.
Cada tanto la mirada de José se encontraba con la mía y mi cuerpo comenzaba a vibrar, varias veces encontré a Moira mirándome intrigante pero le sonreía pidiendo al cielo que deje de mirarme con esos enormes ojos inquisidores, Bianca estaba en su mundo de iupi y apenas parecía darse cuenta del clima que había en la casa.
Cuando al fin llego la noche me fui a dar un baño relajante, llene la bañera, puse el aroma de vainilla y descanse sobre las aguas cálidas de nuestra bañera, necesitaba transportarme a otro mundo donde José nunca me hubiera dicho que me quería y nada huera cambiado, tengo ganas de ser nuevamente tres porque ahora siento que me falta una parte importante de mí.
- Tenemos que hablar- Me dijo Moira entrando al baño y sacándome fuera de mis pensamientos- Siento que algo te pasa y que tiene que ver con José, hoy es tu cumpleaños y lo vamos a dejar para otro momento, pero quiero que sepas que no soy tonta y me gustaría que me digas las cosas que están pasando, porque yo no quiero ser un estorbo- Y salió del baño, no me dio tiempo de decirle nada, pero sabía que tarde o temprano íbamos a tener que tener esa conversación que nunca hubiese querido tener.
Salí de la bañera como si fuera en cámara lenta, no quería enfrentarme a lo que se estaba por venir, necesitaba desesperadamente desaparecer del mundo por unas horas. Moira volvió a entrar al baño para pedirme que me apure, estaba despampanante, llevaba un vestido rojo entallado que resaltaba su cuerpo de afrodita, unos zapatos altos del mismo color, su cabello salvaje cayendo sobre su espalda y un antifaz rojo sobre sus labios del mismo color, carnosos y seductores, hoy más que nunca era mi demonio pelirrojo, sin pensarlo siquiera un segundo me abalance en sus brazos y la bese, chupaba sus labios con desesperación y devoción, era hermosa y era mía. Moira me despojo de la toalla que cubría mi cuerpo y observo mi desnudez- Estas deliciosa- me susurro y sus ojos brillaron bajo el rojo antifaz

CONTINUARA.

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