miércoles, 18 de septiembre de 2013

Amores contrariados (3 Parte)

No puedo explicar el vacío que sentí cuando José se había ido, sentí que mi mundo se derrumbaba pero a la vez me sentí libre, sabía que no podía darle lo que él necesitaba a mí me guía el hijo rojo de la pasión y él ya no estaba dispuesto a seguir este juego.
Mi amiga me miro y sonrió, como si fuera una niña que recibe su muñeca preferida en navidad
- ¡Más champagne!- grito y alguien que no supe identificar a causa de su antifaz me trajo una copa cargada, se lo agradecí y me la bebí de un tirón, pedí más e hice lo mismo, tenía la garganta seca necesitaba un poco más, tenía que llenar el vacío que José me había dejado.
- Despacio- me dijo Moira que se acercó por detrás de mí- La noche aún es larga- me cogió de la mano- Quiero presentarte a alguien.- Me dijo
El hombre que me presento Moira era el mismo que me había traído la copa de champagne su nombre era Fernando, media un poco más que yo, iba vestido como todos en esa habitación, con un traje elegante y antifaz negro, lo único que pude vislumbrar fue su mirada intrigante y sus labios carnosos, no sé si era el alcohol que había ingerido pero note que mi humedad se iba acrecentando nuevamente.
- ¿Queres vino?- me dijo como leyéndome la mente
- Sí, por favor- le dije casi suplicante, Fernando me tomo de la mano y me llevo a un rincón con sillones, me senté y observe a la gente, eran increíbles, todos estaban entregándose a la pasión sin límites, vi a Joel besando apasionadamente a una mujer morena, mientras ella acariciaba el pene de mi amigo con ambas manos, la veía entregada a ese potro salvaje, más lejos pude ver al pianista y a otra mujer escuchándolo tocar una melodía que no pude distinguir, parecían absortos en su propio mundo, hasta me pareció romántico, entonces José apareció en mi mente, pero lo quite rápidamente, también vi a los amigos gay de Moira en una orgia pasional con hombres y mujeres , Moira estaba con los hermanos Trujillo, planeando quien sabe que, mientras cada uno de ellos le pellizcaban los pezones y reían.
Fernando me alcanzo una copa de vino blanco con un sabor seco y ligero, de color pajizo y aroma punzante, delicado y fresco, se lo agradecí mientras bebía mirándolo a los ojos, pude notar que se sonrojaba un poco y eso me dio una idea, iba jugar, iba convertirme en la diosa del deseo y él iba a ser mi primera víctima. Con la mano que tenía libre, me levante el vestido hasta el muslo fingiendo acomodarme en el sillón, de reojo mire a Moira quien nos estaba mirando y me guiño un ojo, Fernando recorría mis piernas con los ojos y su mirada me encendía, me acerque hasta su cuello y le susurre al oído – Me encantan los hombres tímidos- y me acerque a su boca, a una distancia muy corta entre sus labios y los míos y mirándolo a los ojos lo bese, su beso era delicado pero al mismo tiempo salvaje, sus manos fueron a mis piernas y con lentitud las acaricio hasta llegar al muslo, una vez ahí lo apretó con fuerza mientras sus labios devoraban los míos, esa forma de besarme me hacía erizar la piel y mi sexo palpitaba de deseo, con un movimiento ágil de sus manos, Fernando abrió mis piernas y apoyo un dedo sobre mi tanga y presiono justo sobre el botón de mi clítoris, un suspiro salió de mis labios y estiré mi cabeza hacia atrás, él aprovecho para besar mi cuello mientras sus dedos seguían jugando sobre mí punto más caliente, Moira apareció justo detrás de mí y me beso en los labios, luego miro a Fernando se hablaron con la mirada y él pareció entender porque levanto el vestido hasta la cintura, olfateo mi sexo con una mano hizo a un lado mi tanga y con su lengua lamio mi vagina, acariciándola empapándome, sentía su lengua ir y venir, entrar y salir de mi interior, su forma de hacerlo era embriagante, Moira nos miraba y cada tanto se acercaba a mis pechos para pellizcaba mis pezones, entre la lengua de Fernando y las caricias de Moira mi sentido de la realidad se estaba esfumando…
Mi cuerpo era una fiesta, esa lengua viperina me llevaba a lugares desconocidos, siempre me gustó el sexo oral, pero lo que Fernando me estaba haciendo era algo inigualable, cada parte de mi cuerpo vibraba con su contacto, era perfecto, ese hombre misterioso sabia como satisfacer a una mujer como yo, mi amiga estaba conmigo, sentía su boca chupando mis pechos, sentía como sus labios succionaba uno y luego el otro, me sentía en el cielo, el placer que estaba experimentando era demencial, sabía que me iban hacer llegar al éxtasis muy pronto, demasiado pronto y no estaba segura de querer que estas sensaciones se terminen tan pronto, pero en ese momento sentí que desde mi sexo subía por dentro un montón de lava hirviendo y mi orgasmo llego, sincero y escandaloso, pero las lenguas seguían en su labor, consumiéndome entera, sentía que me faltaba el aire, que no iba a poder soportar tanto placer, entonces como pude me libere de sus bocas, abrí los ojos y vi que los invitados estaban viéndonos, extasiados, eufóricos, veía la excitación de ellos y los ojos lujuriosos de las pocas mujeres que habían en esta fiesta que por cierto no conocía a ninguna, a pesar de mi orgasmo increíblemente aun necesitaba más, miré a Fernando a los ojos y temblando me acerque a él, lo empuje sobre la cama, desabroche su pantalón y me subí sobre él, cabalgándolo sin piedad, ardiente de deseo, su sexo estaba duro muy duro, grueso como a mí me gusta, entraba justo, mi sexo lo envolvía, mis movimientos eran intensos, pasionales, bese sus labios y sentí mi sabor en ellos, su lengua suave y delicada como la ceda jugaba con la mía, y sus manos apretaban mis pechos pero con suavidad, este hombre era desconcertante, salvaje y dulce a la vez, la gente nos miraba, Moira nos observaba, podía notar su necesidad, sé que le excita ver cómo me coge otras personas, le gusta ver como disfruto, entonces mientras seguía moviéndome, encastrada al sexo de Fernando, llame a Moira, ella se acercó a nosotros con paso dubitativo como hechizada, cuando estuvo cerca, acaricie su rostro, su cuello y bese sus labios, la bese con absoluto deseo , lentamente le quite los breteles de su vestido, baje el cierre y su vestido bajo recorriendo sus curvas, los invitados suspiraron al unísono ante su carnosa desnudez, Fernando se incorporó y se quedó sentado conmigo encima de su pene duro, con una mano acaricio los pechos de mi demonio pelirrojo y con su lengua viperina lamio uno de sus pezones mientras yo me ocupaba del otro, con una mano comencé a tocarla, estaba mojada como nunca antes, la sentía gemir, estaba entregada, la ayudamos a unirse a nosotros, Fernando volvió a acostarse y ella sin dejar de mirarme se sentó sobre su boca, ambas nos movíamos sobre Fernando, esta vez era lentamente, ella gemía mientras yo lamia sus rosados pechos, estuvimos así un tiempo eterno, nuestros invitados se fueron disipando lentamente, cada uno de ellos siguieron entregados el uno al otro, y la habitación se terminó convirtiendo en la habitación de lo permitido, de la libertad y el amor, nosotros estábamos en un estado de divinidad, nuestros cuerpos y nuestras mentes estaban unidas a un único propósito: Nuestra satisfacción, Moira comenzó a moverse más deprisa, estaba a punto de llegar al clímax entonces yo hice lo mismo quería que nuestro orgasmo llegara juntos, Moira me agarro y me atrajo hacia ella, me beso con devoción y así llegamos, viajamos juntas y explotamos a la vez, mi amiga temblaba bajo mis manos y yo me sentía en paz, satisfecha y con la boca seca. Era el momento de darle placer a nuestro nuevo amigo, Moira lo agarro de la mano y lo hizo poner de pie, luego se arrodillo le quito los pantalones y saco su pene erecto, mirándolo a los ojos lo tomo y con su lengua recorrió todo el tronco, acariciando las venas que sobresalían de él, entonces yo me acerque y ante la mirada entregada de Fernando, comencé a hacer lo mismo que ella, lamiamos el contorno de esa deliciosa y gruesa pija y cuando llegábamos a la punta nuestras lenguas se entrelazaban y nos uníamos en un beso pasional, repetíamos el recorrido infinitamente, luego Moira se la metió entera entre sus labios y yo sabía que con su lengua estaba jugando con su glande nuestro amigo comenzó a contorsionarse de placer, con una mano presiono a Moira más a él y con la otra mano me puso de pie y con fuerza me acerco a sus labios para besarme con desesperación, su orgasmo llego llenando la boca de nuestra amiga, entonces ella se puedo de pie a nuestro lado y me beso, dándome parte de ese néctar. Fernando se relajó y con una sonrisa en los labios nos ofreció algo para beber.
La noche aún no terminaba, quedaba mucho para disfrutar pero yo me sentía cansada, el alcohol ingerido me estaba pasando factura y el vacío que sentía con la ausencia de José se estaba agrandando, con el alcohol llego nuevamente el recuerdo y la tristeza se apodero de mí, como pude llegue al baño llorando de rabia y angustia, con el celular en la mano le mande un mensaje a José “Mañana en mi casa, no en la de Moira. Te necesito” le escribí y apreté enviar. 

La noche siguió su curso, mi cumpleaños termino, pero el sexo seguía a flor de piel. Mañana iba a verlo y eso me dio las fuerzas para terminar la noche como Moira quería, Mañana iba a ser otro día, pero hoy podía seguir su curso.

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