miércoles, 18 de septiembre de 2013

Amores contrariados (segunda parte)

¿Cómo hacer para no desearla si es tan provocadora? ¿Cómo hacer para alejarme si mí cuerpo la aclama? La tenía frente a mí, mirándome, deteniéndose en cada rincón de mi cuerpo, sus ojos lascivos me hacen estremecer de deseo…

Moira me miro directo a los ojos – Me gusta verte desnuda, me gusta mirar tu cuerpo cuando el contacto de mis manos te hace estremecer - me decía, mientras rus dedos rozaban mi piel mojada, con delicadeza me puso de pie frente al espejo mientras con una de sus manos recogió mi cabello y con la otra deslizo sus dedos sobre mi cuello muy lentamente siguió así hasta llegar a mis pechos erectos a causa de su contacto - Nunca dejes de observar tu cuerpo porque es precioso, acordarte de disfrutar de él conmigo o sin mí. – y dicho eso me beso en el cuello mientras la mano que tenía en mis pechos siguió bajando hasta mi sexo- No, no cierres los ojos, quiero que veas tu mirada de placer.- su mano y sus dedos jugaban con la humedad de mi vagina, Moira me soltó el cabello que me había recogido antes y deposito esa mano libre en mis pechos, pellizcaba mis pezones y besaba mi espalda, todo mi cuerpo estaba experimentando un deseo absoluto, Moira lamia mis vertebras con devoción hasta que su lengua llego a mi sexo caliente y deseoso una vez allí, lo lamio absorbiendo mis jugos, mis ojos estaban clavados en mi reflejo y podía verme disfrutar de la boca de mi demonio pelirrojo, verme me excitaba aún más, podía notar los espasmos de mi cuerpo y el vaivén de mis caderas, Moira me estaba llevando nuevamente al mundo del placer sin escalas, ella era mi perdición y a mí me gustaba perderme en su boca, la lengua de mi amiga comenzó a moverse más de prisa, presionando mi clítoris para luego soltarlo y chuparlo otra vez, ese movimiento me iba a llevar al orgasmo seguro, pero ella paro, se puso de pie, me beso los labios y me dijo.- Esta noche vas a acabar muchas veces, vamos a vestirte o vamos a llegar tarde- Y me dejo así, entregada, caliente, con ganas de seguir disfrutando de ella.
Al llegar al hotel donde se iba a celebrar mi cumpleaños, me entraron muchos nervios, tenía miedo, no estaba segura de querer lo que se aproximaba, una vez que me había enfriado José volvió a aparecer en mis pensamientos, sabía que iba a estar ahí, sabía que iba a estar con Bianca y también sabía que no le iba a gustar lo que Moira tenía planeado para festejar mi cumpleaños, me sentía entre la espada y la pared y no sabía que camino iba a tomar, pero algo me decía que lo que decida hacer esta noche iba a marcar mi destino, aún estaba a tiempo de salir corriendo de ahí, llamar a José y desaparecer del mapa, pero la curiosidad podía más. Moira me agarro de la mano y me entro a una habitación donde había al menos una 20 personas, al primero que vi fue a José lo reconocí a pesar de que llevaba puesta una máscara negra a su lado estaba Bianca, con un vestido plateado hermoso y una máscara haciendo juego, estaba abrazada a José y sonriendo y en ese momento un odio irracional se aferró a mí, seguí mirando a la gente mientras mi demonio iba a buscarme algo para tomar, había gente a la que no reconocía y otros a los que me costaba distinguir, todos llevaban mascaras eso me parecía excitante, me pareció vislumbrar a los hermanos Trujillo, al pianista y escuche una voz que me sonó muy familiar, pero no sabía quién era, también vi a los amigos gay de Moira y me alegro muchísimo verlos, mi amiga me trajo una copa de champagne y todos brindaron por mí, José me miraba incrédulo pero yo me sentía furiosa con él, aunque no me había hecho nada malo, pero estaba con ella y eso e sacaba de quicio, ¿pero que podía esperar? Es obvio que ella está enamorada de él, y al decir verdad la sola idea de saber que ella era perfecta para él me molestaba aún más.
Mientras me tomaba mi tercera copa de champagne en menos de media hora alguien se acercó por detrás de mí y me dijo al oído
-Tenía ganas de verla señorita, hace mucho que no veo su hermoso culo caminando a mi lado.
- ¡Joel!- Grite de forma exagerada, (creo que a causa de las burbujas que se me estaban subiendo a la cabeza) y lo abrace, él respondió a mi abrazo apretándome el culo con ambas manos y luego me beso con arrebato, metiéndome la lengua en la boca y apretándome contra su cuerpo, me había olvidado la fuerza y la pasión que tiene Joel, ese mulato de brazos firmes que me hace presa de sus anhelos y todo uso de razón queda en el olvido. Sus besos impetuosos me hacen quererlo ahí y ahora, lo deseo.
Cuando las ganas se estaban apoderando de mi cuerpo siento como alguien me saca de las garras de Joel y me lleva hacia un rincón apartado, me besa en los labios pero este beso era brusco cuando quise liberarme me sujeto las manos con fuerza y volvió a besarme.
- ¿Porque me haces esto? ¿A qué estás jugando?- la voz de José era dura y fría, había bebido más que yo, eso se notaba
- ¿A que estoy jugando yo? Yo no juego, yo vivo y disfruto esto ¿vos a que jugas? Que un día venís a decirme que queres y al otro estas con Bianca, sonriendo y abrazando a esa rubia esquelética- le grite intentando zafarme de sus brazos
- Te necesito a vos, por favor, vámonos de acá
- ¿qué está pasando acá? – Dijo Moira seguida de Bianca, José me soltó las manos y Bianca fue a abrazarlo para sacarlo de mi lado.
- Vos la convertiste en esto- le dijo a Moira- Vos le sacaste su inocencia
- No sé de qué estás hablando José. Bianca, sácalo de acá
- Parece que ya decidiste- Me dijo José mientras se iba aferrado a Bianca
- Espera- le dijo Moira cogiéndole del brazo- ¿A qué te réferis con eso?- y mirándome a mí me dijo - ¿Es por esto que estabas tan rara?
Yo no sabía que responder, todo a lo que había temido en este tiempo se estaba presentando ahí mismo, los invitados parecían no notar lo que pasaba en ese rincón alejado y para nosotros todo lo demás dejo de existir, Bianca estaba más pálida que de costumbre, Moira y José se medían con los ojos y sus miradas eran furiosas.
- José, para, por favor – le pedí casi suplicante, Bianca me fulmino con la mirada y lo alejo de nosotras, Moira se acercó a mí se quitó la máscara y me dijo
- Hoy vamos a festejar tu cumpleaños, pero mañana vamos a hablar esto se nos fue de las manos, está claro que los tres juntos no vamos a poder estar, si lo queres anda con él pero yo me abro y si en cambio decidís quedarte a mi lado, el deseo y la pasión van a ser nuestros aliados, conmigo no hay nada prohibido pero no puedo ni quiero ofrecer más- y me beso, como solo ella sabe hacer, mi cuerpo se relajó por completo cuando sus manos comenzaron a acariciar mi piel, no sabía a dónde se había ido José y no me importaba, estaba enojada con él, por su forma de actuar, por no dejar que las cosas fluyan, también estaba excitada, entre los besos que me había dado Joel con los de Moira y la combinación de las burbujas no pensaba con claridad, mi cuerpo se estaba entregando a la situación.
Cerré los ojos para poder percibir mejor, alguien, no sé quién, me acerco a los labios una copa fría de champagne y varias manos me llevaron a algo que parecía un sillón, mis ojos permanecían cerrados , no quería abrirlos y encontrarme con la mirada de José, las manos comenzaron a acariciar mi cuerpo, creo que eran 6 en total, las tenía por todo mi cuerpo escarbando mi piel, unos labios me besaron, era un beso dulce aunque muy sensual, dos manos se quedaron en mis pechos, los tocaban por arriba del vestido podía sentir como mis pezones comenzaban a endurecerse, otras dos manos acariciaban mis piernas y alguien las besaba, las manos restantes levantaban mi vestido, la imagen que tenia de mí era exquisitamente seductora en la habitación solo se escuchaban murmuro y gemidos, la curiosidad pudo más y abrí los ojos, me encontré en el centro de hombres y mujeres con mascara tocándome y tocándose entre ellos, lamiéndome y deseándome, algunos se masturbaban otros miraban y mi deseo se iba encendiendo ante esas miradas hambrientas de mí, de mi sexo, Moira me miraba con ojos encendidos la tenía justo en frente de mí, con una sonrisa maliciosa en los labios y una copa de champagne en las manos, era perfecta y en ese momento era más que nunca mi demonio pelirrojo, gire la cabeza a causa del placer que me estaban dando una lengua que jugaba con mi clítoris y mis ojos se clavaron a los de José, que me miraba con una mezcla de odio y de deseo, Bianca estaba a su lado, claramente excitada, la veía deseosa y eso me hizo reír, seguí mirándolos, mientras alguien me acerco su pija grande y morena a la boca, Joel estaba muy excitado su pene entraba en mi boca con dificultad pero eso no me impedía lamer su voluptuosidad, mi lengua recorría las venas de su sexo, chupaba su glande con devoción y luego seguía lamiendo hasta llegar a sus testículos para succionarlos y hacer a Joel gritar de pasión, todo mi cuerpo era una fiesta, las manos cada vez eran más, las lenguas y el deseo se hacían más intensos, jamás desde que estoy con Moira había experimentado tantas sensaciones juntas, era difícil de explicar lo que estaba sucediendo conmigo, me sentía poseída por una fuerza poderosa, sentía que estaba en medio de un ritual donde el demonio pelirrojo me entregaba como una ofrenda a sus ángeles negros quienes me poseían con absoluta necesidad.
En un momento, cuando mi cabeza tuvo un poco de claridad me puse de pie, y las manos y las bocas de alejaron dándome libertad para moverme, camine lentamente hacia el champagne me serví una copa llena y fui a donde estaba José, Bianca intento ponerse en el medio, pero él la quito, me miro a los ojos y pude ver su confusión en los ojos, le di la copa y lentamente me quite el vestido mostrándole a todos mi carnosa desnudes, me subí arriba de él y lo bese con una pasión abrasadora, mis manos bajaron rápidamente y desabrocharon su pantalón y dejando libre su sexo me encastre en él y comencé a moverme suavemente, alternando los movimientos de suaves a rítmicos una y otra vez, él acariciaba mi espalda y mi cabello, le hice el amor, ahí, delante de todos, sin importarme el llanto de Bianca y el murmullo general, José tomo mi rostro con sus dos manos y pude ver como él también lloraba, volvió a besarme con un amor infinito, era el adiós y él lo sabía, todos en esa habitación lo sabía.
- Te amo - le dije mientras mi cuerpo vibraba a causa del orgasmo, él me abrazo más fuerte y se dejó ir dentro de mí.
Estuvimos así un tiempo eterno, hasta que en momento me puse de pie, me di la vuelta y vi a Moira que me miraba incrédula, me acerque a ella la bese y ella se dio cuenta que había pasado, sabía que había tomado una decisión, el sexo me libera y me hace fuerte el amor no es para mí.
- Que continúe la fiesta- dije y cuando me gire para ver a José, él ya se había ido… Con ella.

CONTINUARA.

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